La falsa inocencia de la marihuana


Catalogada como una droga blanda, en las últimas décadas se ha extendido por casi todo el mundo la sensación de que la marihuana es inofensiva, sus defensores alegan que es más sana que el tabaco.
Incluso en varios países se ha legalizado su consumo, el caso más emblemático es Holanda, donde está permitido consumir y comprar cannabis en pequeñas cantidades.
Pero los científicos no están tan convencidos de esta supuesta inocencia.



Es bueno saber que los principales consumidores de marihuana son menores de 30 años y que el rango de edad de mayor uso es entre los 18 y 25 años, también decir que es el sexo masculino quien más la utiliza.
En otro orden, el 90% de los consumidores de marihuana también toma alcohol, el 68% fuma también tabaco y el 12% consume cocaína.
Estamos hablando entonces como una adicción que suele ser la puerta de entrada a otras adicciones duras y por consiguiente, estas personas requerirán con el paso del tiempo algún tipo de tratamiento.


Que ocurre al fumar marihuana

La droga inhalada va a los pulmones, desde donde llega rápidamente al cerebro.
Allí, activa y estimula algunas áreas específicas, en las cuales produce distintos efectos que dependerán de la dosis utilizada y pueden incluir desde sensaciones de placer, hasta cuadros de intoxicación, el cual requiere una internación del adicto.
Bajo los efectos de esta droga, es común experimentar una sensación de relajación y felicidad, disminución de la ansiedad, las tensiones y la melancolía; aumento de la presión arterial, de la frecuencia cardíaca y respiratoria; así como también una reducción de los reflejos, de la atención, de la concentración y de la memoria a corto plazo.
También pueden presentar ojos rojos y sequedad en la boca.
Además, este estado de relajación, permite atenuar el dolor que sufren los pacientes oncológicos, por ello, algunos países despenalizaron el consumo de esta droga en ciertos casos, como ser el tratamiento de algunos pacientes con cáncer o sida.


¿Que daños puede causar?

La marihuana consumida a largo plazo puede llegar a ser altamente cancerígena.
Su consumo predispone al desarrollo de tumores de pulmón y enfermedades respiratorias.
En la boca, produce alteraciones en las encías y el esmalte dental, lo que favorece la aparición de caries y lesiones dentales y mucosas, que en este último caso pueden volverse malignas.
En el cerebro favorece los trastornos de atención, altera las funciones ejecutivas y la memoria, además provoca alteraciones psicomotoras.
Incrementa el desarrollo de trastornos psicóticos y depresión.
Los hombres pueden experimentar una disminución de los niveles de testosterona y de la libido, y una mayor acumulación de grasa mamaria.
Los cambios que provoca en el semen pueden a su vez derivar en infertilidad.


Como reconocer la adicción

Se puede decir que el consumo se ha convertido en adicción cuando:

  • Comienza a necesitar más dosis para lograr el mismo efecto.

  • Desea abandonar el consumo y no puede hacerlo.

  • Recurre a la marihuana para evadirse de sus problemas personales.

  • La interrupción del consumo produce síntomas de abstinencia, como sueño excesivo, debilidad, lentitud de movimientos y reflejos, tensión y ansiedad, pensamientos tristes o recurrentes estados depresivos.