Belleza: ¿Qué determina que un rostro sea atractivo?


Que no todos los seres humanos tenemos los mismos gustos en cuanto a belleza, es verdad. Por ejemplo, en Japón tener el rostro bien claro es un sinónimo de belleza, sin embargo en otras partes del mundo la gente toma sol y se broncea porque se ve más bella. Pero también convengamos que más allá de culturas, existen personas más hermosas que otras.
Un rostro bello no solo tiene más posibilidades de conseguir pareja, sino que también se le abren más puertas en el mundo laboral y en otros círculos sociales.
Pero... ¿Qué factores determinan que un rostro sea considerado hermoso? Aunque cada época y lugar haya tenido sus costumbres que influyeron en la percepción de belleza, hay rasgos que invariablemente son apreciados como atractivos. Veamos por qué.



La belleza es una virtud que bien explotada puede ayudar a una persona a sobresalir sobre los demás.
Hace años se llegó a decir que las personas bellas eran menos inteligentes, pero eso no es cierto.
Lo que sí es cierto, es que cuando una persona no es precisamente “una cara bonita” debe buscar otros recursos, por ejemplo buscará ser simpático o simpática, amable o tratará de explorar otras virtudes, es cuestión de supervivencia y de adaptación al entorno para suplir mejor sus carencias.


El factor evolutivo

La cuestión de la belleza humana es un tema que ha sido ampliamente abordado por los científicos en los últimos tiempos.
Un estudio realizado en la Universidad de Cambridge intentó esclarecer cuál es el elemento más determinante a la hora de juzgar como bello un rostro. Como desenlace, afirmaron que una cara considerada atractiva, debe poseer simetría y no ser muy llamativa.
Pero el punto es porque un rostro con rasgos simétricos y no muy llamativos nos resulta bello, o sea, cuales son las razones que están detrás de esa preferencia.
Si lo miramos en perspectiva de la evolución humana, nuestros instintos naturales están diseñados para elegir como pareja a una persona sana y con apariencia vigorosa, de esa manera la descendencia tendrá más posibilidades de sobrevivir, que es el objetivo principal de la evolución.
Una persona con buena salud tiene más probabilidades de tener genes buenos, y por lo tanto, tendrá más posibilidades de engendrar una descendencia sana y con mayores medios de supervivencia.
A lo largo de la evolución, nuestro cerebro fue programado para descubrir rostros con rasgos no simétricos (excéntricos) como propio de un individuo que no goza de un sistema inmune fuerte. Muchas investigaciones científicas han asegurado que esta es una peculiaridad común a toda la especia humana, indistintamente de culturas o sexo.
Siempre vamos a tratar de escoger una cara simétrica y con rasgos comunes porque nuestro cerebro la descifra como sana.


Descifrando un rostro bello

Para entender que es un rostro atractivo hoy en día, primero deberemos entender el factor evolutivo de la especie humana que describimos arriba, en la antigüedad las personas a las que se consideraba hermosa, lo eran también por una razón de supervivencia, para perpetuar la especie, para evitar enfermedades, para asegurar la provisión de alimentos, etc.
Todo ese conjunto de leyes de la naturaleza humana más el desarrollo evolutivo de la especie hasta nuestros días, arroja como resultado lo que hoy consideramos un rostro hermoso.

Ojos, cejas y pestañas:

Los científicos siempre han observado que la función de las cejas y pestañas es proteger a los ojos del sudor, tarea para la cual no son muy eficaces, al menos cuando se practican actividades físicas intensas.
Una explicación también aceptada actualmente es que con sus movimientos ayudan a la comunicación.
En el caso del sexo femenino, las cejas tienden a estar más arqueadas, finas y separadas de los ojos que en los hombres, el maquillaje busca enfatizar esta diferencia.
Con respecto a los ojos, una característica muy importante es el blanco del ojo. Permite revelar la dirección en la que se mira, esto facilita la comunicación y consideramos más atractivo un rostro si sus pupilas apuntan hacia nosotros, sobre todo si están dilatadas, ya que indicarían que a esa persona le gusta lo que ve.

La nariz:

El sexo masculino tradicionalmente dedicado a la caza (recordar que el hombre tenía la capacidad olfativa muy desarrollada en la antigüedad para detectar a su presa) y a la guerra, la tiene más grande y por tanto una nariz pequeña se considera más femenina.
La mujer con un aspecto más infantil o aniñado será considerada más hermosa, dado que la nariz pequeña es característica de la infancia. Mejillas y nariz con pequeñas pecas también son rasgos aniñados muy apreciados por el sexo masculino.

La mandíbula:

La mandíbula masculina es más fuerte y ancha que la de la mujer, esto se debe a que es un hueso fácil de romper debido a los golpes de puños o patadas en una pelea. Esto es una necesidad evolutiva, recordemos que el hombre en la antigüedad era el cazador, el que tenía que pelear con animales u otros seres humanos por comida.

La boca:

Los labios gruesos y rosados son otro diferencial. Las mujeres suelen tenerlos más gruesos y el maquillaje también procura realzar esto.
Los dientes, aunque en nuestros días está claro que una persona con una dentadura completa y blanca resulta más bella no parece ser una ventaja innata y está sujeto a alteraciones culturales.


Para finalizar

La fascinación por la belleza humana se ha desarrollado en sus orígenes, para elegir al mejor hombre o la mejor mujer como complemento en la pareja.
Por tanto la lógica de la belleza en la actualidad ha tenido una impresionante transformación evolutiva.
Es precisamente la admiración por la belleza lo que nos empuja a elegir lo más atractivo aunque desconozcamos las razones evolutivas de la especie humana.