¿Sabe usted gestionar su ciclo de energía?


Prácticamente todo a nuestro alrededor es cíclico. Obviamente, las personas y todos los seres vivos también tenemos nuestros ciclos.
Hoy hablaremos de uno muy importante para el ser humano: el ciclo de energía y como gestionarlo.


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Después del día viene la noche, después de una inhalación viene una exhalación, después de la sed viene la saciedad, invierno y verano… y así sucesivamente.
Algunos de estos ciclos son de alta frecuencia, es decir, que se completan rápidamente, por ejemplo, respirar. Otros ciclos, en cambio, son de frecuencia más baja, como la sed.
Uno de los más importantes experimentados por los seres vivos es el ciclo de energía.


El ciclo de energía son todos los flujos y reflujos de energía que ocurren dentro de nosotros.

Considere esto: casi todo lo que hacemos en la vida, o bien aumenta nuestros niveles de energía, o los disminuye.
Por ejemplo, consumir alimentos o dormir, mejora nuestros niveles de energía, mientras que trabajar o hacer ejercicio físico los disminuye.

Es significativo entender el ciclo rítmico de energía que ocurre dentro de nosotros, porque en él se encuentra el secreto para mantener nuestra positividad emocional. En otras palabras, comprender el flujo de energía es importante para entender la felicidad.


Exceso de energía

Imagine que usted ha tenido una buena noche de sueño y que antes de eso, disfrutó de una nutritiva cena. Cuando despierte, seguramente tendrá altos niveles de energía física y mental. En esa situación, el cuerpo le pedirá gastar esos excesivos niveles de energía a través de alguna actividad. Por lo general, la mayoría de nosotros gastamos a diario ese exceso trabajando o estudiando. Si además nos agrada esa actividad, experimentaremos estados emocionales positivos inducidos por el gasto de energía.
Los niños pequeños, gastan ese mismo exceso de energía aprendiendo y jugando.

Los animales gastan el exceso de energía de diferentes maneras, algunos lo hacen corriendo y saltando, por ejemplo los ciervos. En cambio otros lo hacen mediante simulacros de combate o juegos violentos, tal es el caso de los felinos.


Gastar el exceso de energía produce emociones de “alta frecuencia” como son la alegría y la exitación. En cambio, las actividades que ayudan a reponer esa energía inducen a emociones de “baja frecuencia”, como la calma y la paz.

Ciclo de energía y los estados emocionales

Reconocer y saber gestionar la relación entre el ciclo de energía y los estados emocionales es útil por muchas razones, veamos las 3 principales.

En primer lugar, ayuda a obtener una mejor comprensión de cómo mantener una positividad emocional. En este sentido es que debemos reconocer que es imposible estar siempre en un estado positivo alto, es decir, no es posible estar siempre alegre o excitado. Sin embargo, es posible alternar los estados positivos altos con los bajos.
O sea, si uno se las arregla para encontrar la manera de reponer y gastar energía a medida que la necesitemos, podremos oscilar entre los estados de alegría-excitación y calma-paz sin entrar en el terreno negativo.

Aún en circunstancias que no nos sean tan favorables, el mero conocimiento de que la felicidad está ligada al flujo de energía, nos ayudará a manejar mejor nuestras actividades y el tiempo con el fin de hacer más fácil la optimización de los ciclos de energía. Por ejemplo, reconocer la importancia del sueño, ya que es un importante medio para restaurar los niveles de energía.
Del mismo modo, asumir que la reposición constante de energía, por ejemplo comer y dormir sin ninguna actividad física o mental, no puede producir una felicidad duradera.

En segundo lugar, nos ayuda a entender lo que podría ser una baja en nuestra energía mental pero no en nuestra energía física y viceversa.
En particular, es importante entender que cuando estamos bajos en energía mental (por ejemplo, después de una jornada laboral), es probable confundirla con bajos niveles de energía física, por lo tanto, nos sentimos reacios a participar en actividades físicas, como por ejemplo, ir a jugar al fútbol o a un gimnasio (actividades que de hecho nos brindarán felicidad).
Del mismo modo, cuando nos vamos de vacaciones gastamos mucha energía física pero no mental, es por ello que tanta gente se lleva un libro para leer o si vamos a otro país, intentamos aprender aunque sea algunas frases del idioma del país al cual vamos, o aspectos culturales del lugar.

En tercer y último lugar, comprender la relación entre el flujo de energía y las emociones ayuda a entender que los seres humanos no estamos diseñados para “minimizar el gasto de energía”. En otras palabras, no somos holgazanes por naturaleza.
Cuándo no nos gusta gastar energía, en realidad, lo que no nos gusta es la forma en que la estamos gastando. No nos gusta lo que estamos haciendo. Esto no es bueno, ya que el proceso del gasto de energía debería producir alegría.
Aquellas personas que tienen la suerte de gastar la energía en algo que les gusta, experimentaran la felicidad sobre una base más sólida.
Incluso aquellos que no han encontrado su vocación, pueden experimentar la felicidad del proceso de gasto de energía si logran engañarse a si mismos con la creencia de que lo que están haciendo tiene sentido (la necesidad de estar ocupado).


Para terminar...

Todos los seres vivos tenemos un ciclo de energía fluctuando constantemente dentro de nosotros, que sabiendo reconocer sus alternancias y variaciones, y aún en circunstancias adversas, podríamos lograr uno de los grandes deseos del ser humano: ser (un poco) más felices.