El llanto del final feliz


El psicoanalista Joseph Weiss realizó muchas contribuciones importantes a la psicoterapia y al psicoanálisis, tal vez uno de sus aportes más simples y a su vez más interesantes fue su concepto plasmado en su artículo "el llanto del final feliz" en 1952.


llanto final feliz

Weiss intentó explicar por qué ocurría que la gente lloraba en los finales felices de las películas. Comúnmente mirando una película podemos ver peligro, muertes, tragedias, pero en lugar de llorar en esos momentos los espectadores son más proclives a derramar una lágrima cuando el final representa alguna forma de reconciliación, reencuentro o resolución de cierta manera exitosa. ¿Por qué el espectador no llora en el momento que se está produciendo una tragedia y sí cuando los eventos se resuelven de una forma satisfactoria?


El concepto de seguridad

En realidad, los seres humanos somos bastante reticentes a expresar sentimientos apropiados a una situación dolorosa o peligrosa mientras dicha situación se está desarrollando, por el contrario, cuando la situación concluye, allí si nos sentimos más seguros de expresar lo que, en realidad, estuvo allí todo el tiempo.

Un paralelo a esto podría ser la experiencia de estar en un ambiente extremadamente frío y posteriormente entrar a una casa cálida. Es ahí cuando más nos ponemos a temblar y a decir lo frío que está afuera. Esto es así porque cuando alguien está en una situación de peligro, la prioridad de la mente es sobrevivir y dominar ese peligro, las emociones se reprimen para posteriormente emerger cuando el peligro ha pasado.

Una versión extrema de este fenómeno sería las personas con estrés post-traumático. Imaginemos una prolongada y amenazante situación de peligro en la que un individuo se ve totalmente impotente. Para sobrevivir a esa circunstancia, los sentimientos tienen que ser reprimidos. Es sólo cuando la persona regresa a la seguridad que aparecen algunos síntomas (pesadillas, ataques de pánico, etc.) Todo esto habría sido apropiado durante el período del trauma, pero no podía ser expresado de manera segura.


Los seres humanos reprimimos los sentimientos y percepciones que nos dejan demasiado expuestos para el momento, pero en condiciones de seguridad, somos capaces de comenzar a dejarlos salir.

Por tanto, este fenómeno también nos ocurre cuando vemos películas, seriales de televisión o leemos un libro, en las cuales de alguna manera, son situaciones que experimentamos sentimientos y los expresamos cuando la situación se resuelve de forma satisfactoria. Es decir, no es que la situación felizmente concluida lleve al llanto, en realidad, hace que nos sea posible expresar lo que siempre estuvo allí, pero que había sido reprimido.

Esta situación simple es a menudo sorprendente, y como hemos visto, está estrechamente relacionada a esa profunda e instintiva sensación de seguridad que tanto anhelamos los seres humanos.



Hombre vs depredador: los humanos cazados


Nuestras emociones, como por ejemplo las (a veces) desmedidas sensaciones de miedo que sentimos los seres humanos, son el resultado de millones de años de evolución que fueron dando forma a nuestra especie, convirtiéndonos en lo que actualmente somos.


hombre depredador humano

Mirando nuestro pasado ancestral sin duda que podemos obtener valiosa información sobre la naturaleza humana, pero algunas de nuestras creencias acerca de los primeros pobladores humanos de la tierra no son siempre las correctas. En los últimos tiempos hemos visto asiduamente en diferentes películas, a aquellos primeros humanos como hábiles y agresivos cazadores empuñando lanzas contra los mamuts en la nieve.
Pero la investigación científica nos dice otra cosa: que los primeros hombres que poblaron la tierra eran presas fáciles y que, en realidad, lo más probable es que ellos fueran los cazados.

Pensemos por un momento que los primeros humanos convivieron con enormes hienas de cerca de 200 kilos o con el temible Smilodón, también conocido como "el tigre dientes de sable" y una enorme variedad de otros tipos de depredadores. En cambio, los humanos no tenían colmillos, ni garras, su piel era fina y los medios de defensa muy escasos, todo esto los convertía en presas fáciles para los depredadores.

Por ejemplo, en su libro "Primates, depredadores y evolución humana" el Dr. Robert Sussman, profesor de antropología de la Universidad de Washington escribe que "Hace alrededor de 5 a 3 millones de años, cuando los homínidos se estaban volviendo humanos y medían aproximadamente unos 130 centímetros, el mundo debió haber sido un lugar bastante aterrador.
En aquella época, los depredadores eran tres veces más grandes y diez veces más abundantes que ahora. Una consecuencia de ello es que los actuales estudios a restos fosilizados de diferentes depredadores, como leones, hienas o tigres, muestran signos de abundante depredación a seres humanos, nada menos que el 6,5 % de los restos fósiles de animales presentan signos de depredación a humanos".

Todo esto dejó una profunda huella en nuestra naturaleza, los depredadores ya no son una gran amenaza para la mayoría de nosotros hoy en día, pero aún conservamos un miedo profundamente arraigado hacia ellos, que por ejemplo, la industria cinematográfica explota al máximo. Los depredadores tocan un nervio sensible en nosotros, un miedo que se remonta a millones de años.

Uno de los resultados más profundos de este temor fue nuestro desarrollo como primates sociales. En la cantidad hay más seguridad, esta es la razón por la que muchos animales viven en grupos, incluidos todos los grandes primates. Los chimpancés, los babuinos, los gorilas y otras especies de primates viven en grupos sociales de diferente tamaño y los miembros de estos grupos interactúan para protegerse de los depredadores.


Cuando los investigadores estudiaron de que forma se organizan en grupos sociales los diferentes primates, encontraron que los que viven en grupos más grandes y organizados son los que están más expuestos a los depredadores, incluso muchas especies se enfrentan a ellos si es necesario.

Hoy en día vivimos en grandes comunidades de miles o millones de personas. Ser seres sociales ha sido tremendamente importante para nosotros, y una gran medida de lo que somos es debido a la amenaza que ejercieron los depredadores, esos mismos que hasta el día de hoy nos despiertan un cierto temor con sólo verlos.



El club de los 27 o el principio del hándicap


El club de los 27 es una forma de llamar a un grupo de grandes talentos musicales que murieron a los 27 años de edad, en casi todos los casos la muerte estuvo relacionada con el abuso de drogas y alcohol.


principio hándicap

En el año 1975 el etólogo israelí Amotz Zahavi planteó el Principio del Hándicap, según este científico, en algunos seres vivos (sobretodo en los machos) existen ciertos rasgos físicos o de comportamiento que parecen ser, en primera instancia, una desventaja para la supervivencia de esa especie. Por ejemplo, la cola de enormes plumas del pavo real macho, no sólo le dificulta el movimiento sino que además lo expone a ciertos peligros. Por regla general, en el mundo animal hay una gran variedad de peculiaridades (plumajes, sonidos, comportamientos, etc.) de varias especies que los hace más fácilmente detectables, y por tanto, más vulnerables hacia sus enemigos o depredadores.

Entonces, evolutivamente hablando ¿cómo se puede explicar la persistencia de estos "obstáculos" que tienen efectos negativos en términos de supervivencia? ¿No debería haber actuado la evolución (como en tantas otras especies) para eliminar estas desventajas?

La verdad es que estos obstáculos son, en realidad, señales de excelencia física, estos hándicaps indican la alta resistencia y calidad de los genes de cada individuo. Es como si el macho le dijera a la hembra: "Puedo darme el lujo de estas desventajas, porque soy el más poderoso y puedo pagar el precio". Y las hembras entienden, en un nivel instintivo, que el plumaje más vistoso, el chillido más audible o el comportamiento más audaz, son conductas propias de los machos más vigorosos que pueden permitirse tener esa desventaja.


El "Principio del Hándicap" en las personas

Los seres humanos también poseemos estos mecanismos que nos hacen mostrar determinados tipos de comportamientos, esto sumado a las condiciones de vida contemporánea, hoy en día podríamos decir que estos "hándicaps" son los deportes extremos, el esnobismo, las musculaturas hipertrofiadas, el hedonismo y las conductas de riesgo en general incluyendo el abuso de alcohol y drogas.
Se tratan de procesos que consumen recursos que sólo los hombres que tienen un potencial físico, intelectual o económico pueden permitírselo.

Es decir, sólo aquellos que tienen buenos genes pueden permitirse estas "desventajas" mostrando de este modo su dote genética, y de esta forma, convertirse en interesantes para el sexo opuesto. Los excesos físicos, materiales, artísticos o intelectuales se perciben como una demostración de alta competitividad y capacidad en los hombres. Y aunque muchos "hándicaps" de la sociedad actual no reflejan directamente la calidad genética de los individuos, seguimos reaccionando instintivamente a estos excesos como modelo de auténtica calidad.

El estilo de vida desordenado, el abuso de alcohol y drogas, noches sin dormir, todo esto es causa de una menor esperanza de vida, también son conductas bastante frecuentes, por ejemplo, en las estrellas de rock. De hecho, unos cuantos de ellos han pasado a ser miembros del Club de los 27. Está comprobado que las estrellas musicales viven, en promedio, 25 años menos que el resto de las personas, sin embargo, durante su corta vida son extremadamente populares entre el público en general, y sobretodo en el caso de los hombres, especialmente pretendidos por las mujeres. Podemos decir que en estos casos la vida bohemia y los abusos de ciertas sustancias pueden ser vistos como una "desventaja", aún así, estos individuos resultan muy atrayentes para las personas del sexo opuesto. Esto quiere decir que el "principio del hándicap" funciona (y muy bien) también en los seres humanos.



¿Qué podemos aprender de los sobrevivientes?


Se puede ser un sobreviviente de muchas maneras, de un accidente, de una enfermedad, etc. lo que sí tienen en común muchísimas de estas personas, es la forma de ver la vida después de esa circunstancia.


sobreviviente

Según los especialistas que trabajan con individuos que han pasado por una situación muy cercana a la muerte, superado el trance, hay un sentimiento que sobresale en la mayoría de ellos: la gratitud.
El sentimiento de gratitud tiene un impacto más intenso sobre el bienestar de las personas que cualquier otra emoción o actitud, las pruebas en diferentes rasgos de personalidad vinculados a la felicidad han señalado, en repetidas ocasiones, que la gratitud es el sentimiento más fuertemente asociado a la felicidad.

Parece obvio que la gratitud debe traer felicidad, pero vale la pena pensar por un momento acerca de las razones por la tiene un efecto tan positivo.

1.) La gratitud aumenta el disfrute de las cosas: cuando nos sentimos agradecidos de algo o alguien, lo disfrutamos más. Por ejemplo, si usted siente agradecimiento por su cónyuge o alguna persona en especial, disfrutará más de su compañía.

2.) Mejora las relaciones sociales: las personas agradecidas tienden a tener buenas y mejores relaciones. Su positividad y capacidad de respuesta las hace más agradables, de esa forma consiguen amigos con más facilidad. Además, tienden a ser desinteresados, esta actitud promueve la confianza lo que lleva a que otras personas formen enlaces sociales con ellos fácilmente.

3.) La gratitud afirma el "afrontamiento adaptativo": cuando suceden cosas negativas en su vida, estas personas se ajustan mejor. Les resulta más fácil dar sentido a los acontecimientos negativos y en lugar de insistir con ellos, tienden a dejar de lado los recuerdos nocivos. Como resultado de ello, no es de extrañar que las investigaciones hayan encontrado que a raíz de experiencias traumáticas, las personas más orientadas a expresar sentimientos de gratitud experimentan menos síntomas postraumáticos.

4.) Disminución del deseo material: esto significa que nos volvemos más satisfechos con nuestra situación actual, disminuye la sensación de carencia económica, hay una liberación de ansias de más posesiones, riquezas, éxito, etc. O sea, nos volvemos satisfechos con lo que tenemos.

5.) Una perspectiva más amplia: lo que hace que las eventuales preocupaciones y dificultades parezcan menos importantes.

6.) La gratitud está fuertemente relacionada con el presente: estas personas tienden a vivir el aquí y el ahora, en lugar de focalizarse tanto en el futuro o el pasado y vivir el presente es también una poderosa fuente de bienestar.


Para terminar...

En algunas personas esta sensación se desvanece con el tiempo, pero en muchas otras permanece una "actitud de gratitud" que puede llegar a ser permanente.
Está claro que no hay que pasar por una situación límite, de hecho mucha gente vive de esta forma, pero justamente, la idea es de alguna manera darnos cuenta sin la necesidad de vivir una situación traumática, lo felices que podemos llegar a ser cuando nos enfocamos en un sentimiento tan humano como la gratitud.



Altruismo o egoísmo: la evolución de nuestros dilemas morales


Es muy común ver en los dibujos animados que para dirimir un dilema moral se apele a un ángel y a un diablo que posan sobre los hombros del personaje. Obviamente, el ángel le aconsejará tener un comportamiento virtuoso y desinteresado, mientras que el diablo seguramente le sugerirá un comportamiento avaro y egocéntrico.


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Pero en realidad, esto no ocurre solamente en los dibujos animados, nuestro cerebro a menudo se enfrenta a esa misma disyuntiva cuando intentamos resolver ciertas cuestiones morales. No en vano estamos programados de esa manera, hay una parte de nosotros que quiere hacer lo mejor para los demás y otra parte que piensa en forma egocéntrica.
Pero ¿por qué? La teoría clásica de la evolución de Darwin, la selección natural, dice que la vida es una lucha por sobrevivir y reproducirse, que los individuos que mejor se adapten a su entorno son los que transmitirán sus genes. Entonces, si todos somos producto de esa selección natural ¿cómo puede ser explicado el altruismo desde la teoría de la evolución?

Es fácil deducir como la supervivencia del más apto nos ha podido programar para ser seres egoístas, por ejemplo, en un ambiente de escasez si yo tengo alimentos y no los comparto con nadie a excepción de mi familia, eso será mejor para mi y mis genes. Debo engañar, mentir, robar, cualquier cosa con tal de salir adelante. Y ciertamente vemos esos rasgos en la conducta humana, pero también vemos gente ayudando a personas que ni siquiera conocen y que no comparten ningún gen.


Grupos, herramientas y fuego

Un cambio fundamental en nuestra evolución ocurrió cuando comenzamos a vivir en grupos. La selección natural indica que los genes que son más ventajosos son los que tienden a propagarse, por tanto, cuando comenzamos a convivir con otros individuos los genes que inducen a la sociabilidad comenzaron a extenderse. Ocurrieron otros dos pasos esenciales: las primeras herramientas y el descubrimiento del fuego, estos dos hitos permitieron a los seres humanos tener una estructura social mucho más integrada ya que nos permitió cohabitar de forma más eficaz, nos dividimos el trabajo más eficientemente, se comía mejor y comenzamos a cuidar los niños de otros individuos, a los enfermos y a los ancianos. Por tanto, nuestra estructura social se hizo más compleja.

Esta estructura compleja se hizo cada vez más entrecruzada, lo que dio forma a un nuevo impulso evolutivo: la selección natural a nivel de grupo. Esto significa que la tribu más apta era la que más probabilidades tenía de sobrevivir, y por tanto, de transmitir sus genes.

Sin embargo, este nuevo paso evolutivo basado en la aptitud del grupo no significó que nuestra naturaleza individualista dejase de evolucionar. A partir de aquí, la condición más ventajosa para transmitir nuestros genes sería ser una persona relativamente egoísta en una tribu altruista.
Por ejemplo, es bueno para el grupo que se comparta la comida entre todos, pero no es bueno para mí si no recibo lo suficiente; es bueno que el grupo tenga individuos que salgan a cazar pero no es bueno para mí si resulto herido o muerto en el intento. Lo interesante aquí es que a través de miles de generaciones fuimos logrando un equilibrio entre el altruismo a nivel grupal y los impulsos individualistas.


Los grupos que eran demasiado individualistas no podían competir con los grupos más sociables y altruistas que se ayudaban el uno al otro. Pero a su vez, si el grupo era demasiado altruista podría ser absorbido por sus propios integrantes más egoístas.

Por tanto, durante los últimos cientos de miles de años hemos estado evolucionando en dos formas a la vez: la selección natural grupal que nos ayudó a trabajar a nivel colectivo y la selección natural individual que sentó las bases biológicas de nuestra conducta para tratar de llegar a la cima de la escala social.

Esto lo vemos claramente en las redes cerebrales que controlan nuestra capacidad de interactuar con otras personas, por ejemplo, la corteza prefrontal dorsomedial una zona del cerebro que está estrechamente vinculada con el sistema límbico, nos impulsa a un comportamiento más social y empático. Sin embargo, muy cerca se encuentra la corteza prefrontal dorsolateral que es calculadora e indiferente y nos permite entender y predecir el accionar de otros individuos sin ser conmovidos por aspectos emocionales. Estos sistemas cerebrales son el producto de las fuerzas evolutivas opuestas que nos dieron forma.

Es por ello que la dicotomía entre individualismo y desprendimiento es parte de nuestra identidad, algo que nos hace invariablemente humanos. O sea, la próxima vez que tenga un dilema moral y se le aparezca el ángel altruista y el diablillo egoísta a cada lado, piense en los millones de años de evolución humana que posan sobre sus hombros, por tanto, elija con cuidado.



El hombre del piano... y el rayo


Como sabemos, un rayo es una enorme descarga de electricidad que tiende a ocurrir durante las tormentas. Esto se produce como consecuencia de una colisión de partículas de agua congelada dentro de las nubes. Dichas colisiones provocan cargas eléctricas con iones (carga positiva) en la parte superior de la nube y electrones (carga negativa) en la parte inferior. Aunque separadas, ambas cargas tienden a atraerse y cuando la acumulación llega a un punto crítico, los electrones se desplazan a través del camino que ofrece menos resistencia, en algunos casos ese camino es hacia el suelo. A grosso modo, así se genera un rayo.


hombre piano rayo

Los rayos pueden llegar al suelo a una velocidad de 300 mil kilómetros por hora y con una potencia de 300 kilovatios. Obviamente, con estos datos, nadie quiere ser alcanzado por uno, cuando una descarga eléctrica de 300 kilovatios entra en el cuerpo puede causar que el corazón deje de funcionar, además de un daño cerebral significativo. Por si fuera poco, el aire caliente que acompaña al rayo puede provocar quemaduras graves.

Pero no todo el mundo que es alcanzado por un rayo muere, muchas personas a las cuales un rayo les provocó un paro cardíaco fueron salvadas gracias a la reanimación cardiopulmonar, pero en muchos de estos casos, con consecuencias en el cerebro.


El hombre del piano

Pero hay otros casos, raros sin duda, en el cual la persona que es alcanzada por un rayo, no solo no sufre grandes daños permanentes, sino que además experimenta cambios positivos en el funcionamiento de su cerebro. Un caso emblemático es el del médico Tony Cicoria, quien fue alcanzado por un rayo en 1994 en Albany (Nueva York), el hecho ocurrió cuando Cicoria estaba saliendo de una cabina telefónica.
Salvó su vida gracias a que recibió reanimación cardiopulmonar de una enfermera que estaba esperando para usar el teléfono.

El doctor Cicoria sufrió quemaduras en la cara y en el pie izquierdo, además, por un par de semanas tuvo problemas de memoria. Sin embargo, a los pocos días del incidente y en forma repentina, su cabeza se inundó de música y sintió unas increíbles ganas de tocar el piano, algo que nunca había hecho antes en su vida.

El médico compró un piano y comenzó a tocar, a los pocos días ya estaba componiendo sus primeras piezas musicales la cual una de ellas se llamó "Lightning Sonata" (Sonata del rayo). Al cabo de unos meses abandonó su carrera como cirujano ortopédico y se dedicó de lleno a componer música clásica.

Si bien el caso de Cicoria es muy raro, no es el único, existen otros similares como por ejemplo el de Derek Amato quien desarrolló un impulso similar y hoy es un músico con varios discos editados, todo esto después de sufrir una lesión cerebral en un accidente en una piscina.


¿Qué ocurre en estos casos?

No está claro lo que sucede exactamente en estos casos, la teoría más aceptada por los neurólogos es que la muerte celular causada por una lesión en la cabeza provoca un aluvión de neurotransmisores que se liberan de las neuronas que mueren. Esta oleada de neurotransmisores provoca un cambio permanente en el funcionamiento de la dopamina y la serotonina, lo que estimula la creación de nuevas redes neuronales, las que a su vez, proporcionan acceso a áreas del cerebro antes inaccesibles.


Para terminar, les dejamos a Tony Cicoria tocando su "Lightning Sonata" o Sonata del rayo:




Genios creativos: genes y los 3 factores ambientales fundamentales


Según quienes han estudiado a los grandes genios creativos, existen al menos tres factores ambientales claves que afectan el impulso de la creatividad en su máxima expresión, que conjuntamente con el factor genético conforman los cuatro pilares esenciales que estimulan la creatividad en estas personas.


genio creativo

Quienes han estudiado a fondo las causas que llevan a un individuo a ser un genio creativo, sugieren que hay al menos cuatro ingredientes claves, el primero es tener los genes indicados.
Al igual que muchos rasgos de la personalidad, la creatividad también es genéticamente heredable (aunque los mecanismos biológicos siguen siendo un misterio); según estudios hechos en gemelos estos genes representan una quinta parte de las diferencias individuales.

Sin embargo, la inteligencia (o sea, la puntuación de coeficiente intelectual) juega un papel sorprendentemente bajo en la creatividad como revelan algunas investigaciones, por ejemplo, el estudio longitudinal de Terman en la Universidad de Stanford realizado con estudiantes intelectualmente superdotados. Estos jóvenes obtuvieron notables calificaciones en su carrera universitaria y además consiguieron excelentes trabajos, pero fueron sorprendentemente mediocres en su vida profesional, ninguno se destacó por sus logros creativos, ni escribieron grandes libros, ni fueron creadores de grandes inventos, ni se destacaron en los departamentos de creatividad de empresa alguna.
Esto es muy probable que ocurra porque además de los genes creativos que facilitan de alguna manera el pensamiento divergente, existen al menos tres influencias ambientales críticas.


Los tres pilares ambientales

El segundo pilar es el entorno familiar en la infancia y adolescencia. En este caso, crecer en una casa opulenta no es ninguna ventaja, si por ejemplo observamos como crecieron muchos de los escritores más distinguidos de la humanidad, veremos que un gran número lo hicieron en la pobreza y en algunos casos, con enormes carencias.
Incluso, es insólitamente frecuente que el genio creativo se vea reforzado por desdichas personales, como por ejemplo, la separación de los padres o la muerte prematura de uno de ellos, habitualmente los niños desarrollan un rico mundo imaginario como forma de escape a este tipo de situaciones traumáticas. A su vez, tanto la pobreza como las tragedias familiares también contribuyen al desarrollo de estrés y problemas psicológicos, lo que en muchos casos puede ayudar a explicar por qué tantos genios creativos han sido tan vulnerables a las enfermedades mentales.

El tercer pilar es el trasfondo social y político en la infancia. No es de extrañar que muchas personas creativas provengan a menudo de minorías étnicas, religiosas, inmigrantes, etc. Según un estudio, en Estados Unidos los inmigrantes tienen siete veces más probabilidades de sobresalir en actividades creativas que aquellos cuyas familias llevan viviendo en el país por más de dos generaciones. El escritor chino Mo Yan al recibir el Premio Nobel de Literatura en 2012 dijo en su discurso que "sin una infancia difícil no se puede ser un gran escritor". Es inmensa la cantidad de genios que vivieron durante sus infancias trasfondos sociales complicados, especialmente por conflictos religiosos o políticos.
Es probable que este tipo de situaciones fuerce al individuo a ver el mundo desde una perspectiva diferente, lo que seguramente favorezca el pensamiento creativo.

El cuarto pilar de la creatividad implica estar en el lugar correcto en el momento adecuado. Por ejemplo, la Florencia renacentista era un buen lugar para vivir si alguien quería ser escultor o pintor; de igual modo para quienes tenían habilidades informáticas y vivieron en el Silicon Valley de los años 80. No hay dudas que estar en el lugar y momento indicado es un gran plus para el desarrollo del genio creativo.



La relación entre el esfuerzo y el conocimiento: ¿por qué pocos sobresalen?


¿Por qué son pocas las personas qué logran destacarse en las distintas áreas del conocimiento? ¿Por qué tanta gente queda por el camino? Una de las cosas que debemos tener en cuenta es que la relación entre el esfuerzo y el conocimiento no es lineal.


esfuerzo conocimiento

Dijo alguna vez Thomas A. Edison que un genio es 99% de transpiración y 1% de inspiración, lamentablemente, muchísima gente no parece reconocer que para lograr una habilidad suficiente sobre algo, se requiere de mucho trabajo durante un período prolongado de tiempo.

En muchos casos seguimos actuando como si determinadas personas tuvieran "algo" y la mayoría de nosotros no. Como consecuencia de ello, muy pocos obtienen las habilidades suficientes para sobresalir en algún área.
Es muy probable que en determinado momento nos damos cuenta de ello, seguramente por la mediana edad, pero a su vez, sentimos que es demasiado tarde, quizás es por esto que pasados los 40 sea tan común que mucha gente se sienta disconforme y piense que en materia laboral debió haber tenido mejor suerte.


¿Por qué sucede esto?

Tal vez la razón más importante es que no sabemos lo que realmente queremos, muchos de nosotros ni siquiera ha encontrado lo que realmente le apasiona. Una razón relacionada es que tomamos caminos por motivos equivocados, por ejemplo, mucha gente desea trabajar en áreas donde intuye que hay mucho dinero (banca, finanzas, etc.) o en algunos sectores porque están de moda. Pero como varias investigaciones han demostrado, las recompensas extrínsecas (dinero, fama, etc.) son motivadores sólo hasta cierto punto, y si no nos gusta lo que hacemos, no duraremos demasiado. En otras palabras, para permanecer dedicados a algo en el largo plazo, realmente nos tiene que gustar.

Además, hay una tercera razón más engañosa, y es que nos damos por vencidos demasiado rápido. Esto sucede incluso en aquellas personas que tienen la suerte de haber encontrado su vocación. Hay muchas razones por las que nos damos por vencidos, pero la más importante es, sin dudas, que tenemos intuiciones erróneas sobre el proceso por el cual obtenemos los conocimientos necesarios.

Tendemos a creer que el proceso para obtener el conocimiento sobre determinada área es lineal, es decir, que la experiencia es directamente proporcional a la cantidad de esfuerzo que ponemos en él. Pero, en realidad, la relación entre el esfuerzo y el conocimiento no es lineal, el crecimiento de la experiencia al igual que, por ejemplo, el crecimiento de las ventas de un producto o el crecimiento del cuerpo humano, se produce con pausas, entre las cuales pueden haber largos períodos de estancamiento.


tabla

Esfuerzo y conocimiento: la relación no es lineal

Hay una buena razón de porqué la relación entre el esfuerzo y el conocimiento no es lineal y es que para llegar a un nuevo nivel de conocimiento, varias dimensiones de nuestra naturaleza se ponen en juego, y no es hasta que todas las dimensiones hacen un "clic" para así ascender a un nivel superior.
Un buen ejemplo de esto es el proceso de aprendizaje de conducir un vehículo, en el cual debemos coordinar el trabajo de varias capacidades diferentes: evaluar la distancia entre un coche y otro, reconocer cuándo y en qué medida girar el volante, evaluar la relación entre la aceleración y la presión al pedal y a su vez la velocidad resultante, etc. al principio es muy difícil prestar atención a todas las tareas, lo normal es ganar experiencia en una y luego en otra. Con el tiempo y a través de un proceso conocido como "fragmentación" obtenemos un nivel suficientemente alto de habilidad en cada una de ellas, como para realizar las acciones coordinadamente. Cuando esto sucede, experimentamos un aumento en el nivel de nuestra capacidad para la conducción de un vehículo.


¿Qué quiere decir esto?

Lo primero es reconocer que no es conveniente sustituir lo que realmente es nuestra vocación, aunque no haya un gran mercado para ello, a la larga es mucho mejor ser un pez grande en un pequeño río que un insignificante plancton en un vasto océano.
En segundo lugar, si usted se está capacitando en lo que realmente le gusta, manténgase allí, incluso si está desalentado por una aparente falta de progreso. Tarde o temprano romperá el techo de un nuevo nivel de sabiduría, y será en ese punto cuando entenderá perfectamente la relación entre el esfuerzo y el conocimiento.



¿Cómo nos hace saber un director de cine quiénes son los buenos de la película?


Está claro que para algunos la empatía es instantánea, por ejemplo, el entrañable extraterrestre de ET. Pero no todos los personajes son tan agradables desde el primer momento, es allí dónde el director debe lograr que el espectador sienta afinidad con determinados personajes.


director cine película

Miremos a "Butch" el personaje de Bruce Willis en "Pulp Fiction" (en algunos países de habla hispana se llamó Tiempos Violentos) en las primeras escenas hace trampa en un combate de boxeo, mata a su oponente arriba del ring, maltrata a su novia y mata a tiros a uno de los protagonistas. Pero a pesar de ello, Butch resulta ser un personaje que no genera rechazo, sino más bien todo lo contrario. ¿Qué técnicas emplean los directores de cine para hacernos sentir empatía hacia determinados papeles?
Básicamente existen dos técnicas que los cineastas utilizan para conseguir que el espectador sienta especial afinidad con ciertos personajes de una película.


1) Expresiones faciales

En primer lugar, se utilizan las expresiones faciales para transmitir el estado de ánimo y generar empatía con el personaje. Dado que las expresiones faciales (sorpresa, felicidad, miedo, ira, tristeza, etc.) transmiten las mismas emociones en prácticamente todas las culturas, el director puede valerse de un actor que sea bueno interpretando situaciones emotivas para dar al público una pista de los sentimientos de ese papel, incluso si contradice lo que ese personaje dice de si mismo. O sea, el director se aprovecha de los procesos emocionales básicos para ayudarnos a entender los sentimientos de sus personajes.
Los primeros planos son la base de esta técnica ya que nos puede mostrar lo que el protagonista está sintiendo, y como nuestro estado de ánimo tiende a alinearse con las personas a las que les estamos prestando atención, especialmente cuando son emociones fuertes reveladas a través de expresiones faciales, esto genera un sólido sentido de empatía hacia el personaje.

Volviendo a "Pulp Fiction" después que Butch ha matado a su oponente, la taxista le pregunta que se siente haber matado a alguien, a lo que Butch le contesta que no se siente mal por haber matado a su rival, esto no es algo que inspire empatía precisamente, pero a pesar de que sus palabras suenan frías, su cara nos dice otra cosa, las cejas interiores levantadas y la mirada súbitamente hacia el piso indica una clásica expresión de tristeza, con lo que el público sentirá afinidad con el personaje a pesar de haber ocasionado un hecho negativo.


2) Punto de vista

La segunda estrategia consiste en hacer ver al público la narración a través de los ojos del personaje mediante la técnica que algunos llaman POV (siglas de 'point of view' punto de vista en inglés) también se conoce como “efecto Kuleshov” ya que su creador fue el director ruso Lev Kuleshov. Esta técnica implica la alternancia de tomas de la cara del actor con tomas que son los ojos del personaje, vemos lo que él ve. O sea, percibimos el mundo a través de los ojos del protagonista.
Kuleshov decía que esta secuenciación en algunos casos era tan potente que los actores no tenían que esforzarse demasiado mostrando sus emociones. Por ejemplo, exhibir al público la cara neutra de un niño y hacer una secuencia POV, hacía sentir al público una sensación de cariño inmediata. Si a esto le agregamos un villano en la escena, el público interpretará la misma expresión facial neutra como una transmisión de sentimientos de desprecio.


Para terminar...

Por tanto, cuando esté sentado en el cine o en su casa mirando una película y se pregunte por qué se siente tenso cuando algo malo le sucede al protagonista o por qué nos alegramos cuando muere el villano, podrá tener alguna idea de como los directores consiguen que experimentemos emociones tan fuertes hacia personajes que en definitiva son ficticios. Ellos logran que, aunque sea por un momento, percibamos como propio lo que los personajes sienten y veamos el mundo a través de sus ojos.



Entender la creatividad: ¿Qué nos lleva a crear?


A lo largo de la historia, los factores y procesos que estimulan la creatividad han sido un misterio para el hombre, es por esta causa que, subyacentemente, en la antigüedad se apelaba a un vocabulario que invocaba a lo fantástico para describirla, por ejemplo "inspiración divina" se ha utilizado con frecuencia para describir lo inherente a la creación de las grandes obras.


creatividad

En tiempos remotos, se apelaba a fuerzas celestiales y omnipresentes para explicar cualquier cosa considerada no natural, desde grandes desastres o enfermedades hasta las obras de los genios de la época. Ahora que tenemos una comprensión mucho más profunda de la psicología humana y de los procesos científicos que ocurren en el universo, entendemos mejor muchos de aquellos fenómenos que alguna vez fueron verdaderos misterios.

Si bien la ciencia todavía está tratando de entender completamente la mente y el comportamiento humano, el psicoanálisis ha dado algunas potenciales pistas de porqué creamos. Por ejemplo, Sigmund Freud que si bien con su método psicoanalítico no pudo explicar por completo los procesos detrás del arte y la creatividad, llegó a una serie de conclusiones sobre el tema.


Freud y la creatividad

Freud sostenía que el proceso creativo es una alternativa a la neurosis, una especie de mecanismo de defensa contra los efectos negativos de las mentes atormentadas, una manera de traducir esa energía en algo socialmente aceptable, con lo que el individuo podría complacer y entenderse con los demás.
Desde ya que no todo el arte es socialmente aceptable, pero aún así, los artistas rechazados buscan una validación de su talento en la aprobación de algunos artistas con ideas afines, como mecanismo de defensa.

Si nos basamos en la teoría de la personalidad de Freud, la principal fuente de inspiración para el arte tiene sus raíces en la libido, esta energía se convierte en una forma de interpretación más compleja y se manifiesta culturalmente a través del individuo con el fin de ayudar a que su ego se sienta más ajustado y aceptable para el resto de las personas. Es decir, corrige impulsos excitantes transformándolos en obras creativas agradables.


Según Freud, es a través del arte que el artista puede expulsar la energía detrás del deseo y sentir una especie de satisfacción casi igual al deseo original que se está gratificando, y quizás mejor, ya que carece de las consecuencias nefastas de la culpa.

Lo que Freud no pudo entender a través de su método psicoanalítico, es de qué forma el artista logra elaborar su arte de manera tal que genere tanto placer en los demás, esta perspectiva referente al "don" del artista, fue un misterio para el padre del psicoanálisis.
Algunos investigadores posteriores se atrevieron a conjeturar algunas respuestas, entre muchas, una de las más nos gusta es la teoría de la conexión con el "niño interior". Muchos científicos afirman que los artistas están más en contacto con su niño interior (y los procesos que los niños utilizan para entender el mundo) y es precisamente está conexión lo que produce un "clic" en las otras personas, generando una atracción hacia el artista y su obra (conexión que ellos pueden haber perdido al ocuparse más por los aspectos de la realidad externa).

Sin embargo, hasta ahora nadie está muy seguro de como surge este talento, ni como se puede desarrollar en quienes no está presente de forma natural.



¿Por qué sentimos atracción por los escenarios apocalípticos?


¿Por qué estamos tan fascinados con la elaboración de representaciones mentales de posibles escenarios en los cuáles el mundo es destruido?


apocalipsis

Al éxito de "The Walking Dead" habría que sumarle todas las películas sobre el fin del mundo que se han visto en los últimos años, videojuegos como "Call of Duty" o, por ejemplo, lo que ocurrió previamente al 21 de diciembre de 2012. Nuestro encanto por las narraciones apocalípticas va desde lo inofensivo de la ciencia ficción hasta las relacionadas con cuestiones militares o de fundamentos religiosos. ¿De dónde viene tal atracción? Veamos un par de posibilidades.

En primer lugar, como seres racionales que somos, en mayor o menor medida siempre tenemos presente que existe el final de la vida, somos la única especie sobre la tierra que sabe que va a morir. Nuestra inteligencia sumada a esa certeza de la muerte nos ha dotado de una capacidad para el pensamiento abstracto, complejo y temporal, único.
Esa misma inteligencia y capacidad que nos permite desafiar a la naturaleza con increíbles proezas en las distintas ramas de la ciencia, también nos hace capaz de crear mundos de fantasía en escenarios hipotéticos. O sea, tenemos una gran imaginación y nos gusta utilizarla, pero así como nos gusta imaginar escenarios plácidos, como situaciones agradables o romances poco realistas, también nos gusta imaginar situaciones catastróficas, por ejemplo, en las que el mundo es destruido.

En segundo lugar, esta misma impresionante capacidad cognitiva que allanó el camino para el dominio del planeta, también facilitó el camino para una cierta angustia existencial. Podemos soñar e imaginar todo tipo de cosas interesantes y maravillosas, pero también podemos imaginar todo tipo de cosas horrendas y aterradoras.
Y a medida que la ciencia ha venido discutiendo cada vez más sobre el significado de nuestra existencia, paralelamente nos ha hecho reflexionar sobre la posibilidad de que somos organismos insignificantes que existen por casualidad y que nacemos para sufrir el mismo mortal destino que cualquier otro organismo insignificante. En otras palabras, tenemos la capacidad de cuestionar nuestro significado existencial, nuestra razón de ser. Y este cuestionamiento existencial puede hacer a las narraciones apocalípticas más seductoras, ya que permiten a los humanos (al menos a algunos) ser más que mortales seres insignificantes. Por ejemplo, muchas de las creencias apocalípticas son de naturaleza religiosa y allanan el camino para que un determinado grupo religioso sea rescatado de los horrores del mundo y llevado a un nuevo reino, libre del sufrimiento humano y de las injusticias que no podemos dar sentido en nuestra realidad actual.

Está claro que esta atracción por un apocalipsis seguido de un renacimiento mítico no es específico de la religión. Algunas narraciones apocalípticas están basadas en un reinicio cultural, en el que podemos escapar de todos los problemas y complejidades de la vida moderna y empezar de nuevo.


Un escenario apocalíptico que se centra en la caída del poder dominante, de la infraestructura social y tecnológica que controla nuestras vidas, puede ser atractivo para mucha gente.

Esta manera extrema de pensar el mundo, puede estar motivada por una ancestral nostalgia en la que algunas personas se imaginan que la vida en el pasado era más simple y mejor.

También es necesario destacar que muchas de estas narraciones apocalípticas, ya sean religiosas o no, incluyen alguna forma de heroísmo en el que el bien triunfa sobre el mal, una especie de proceso de redención. O sea, que sucede algo malo pero las personas que luchan o que tienen determinada fe, finalmente son salvadas del mal. Esta redención heroica (religiosa o no) no es otra cosa que un sentimiento humano muy primitivo: permitir a los individuos sentir que son parte de un acontecimiento grandioso y significativo.



5 factores que mejoran nuestra salud sin darnos cuenta


Generalmente las personas tomamos algunas medidas de forma deliberada para mejorar nuestra salud: nos cuidamos en las comidas, hacemos deportes, no fumamos, etc. Pero en la vida diaria también existen otros factores que pueden ayudar a mejorar nuestra salud y que a veces no somos tan conscientes de ello.


mejor salud factor

1.) Vecindario amigable

Tener una buena relación con sus vecinos y confiar en ellos, disminuye las probabilidades de un ataque cardíaco en adultos mayores. En concreto, vivir en un barrio más solidario está correlacionado con un 17% menos de riesgo de ataques al corazón, incluso teniendo en cuenta otros factores. Esta conclusión surgió a partir de un sondeo realizado por un equipo de investigadores de la Universidad de Boston a 5 mil adultos en un período de 4 años. Estas personas eran de ambos sexos y tenían un promedio de edad de 70 años.


2.) Trabajar cerca de una ventana

Un estudio llevado a cabo por la Universidad de Northwestern comparó a 30 personas que trabajaban en lugares sin ventanas, con 30 personas que trabajaban en lugares con ventanas. Los trabajadores que estaban más expuestos a la luz natural tenían, en promedio, mejor calidad de sueño, menores niveles de estrés y eran más activos en su trabajo. Según los autores del estudio, la exposición a la luz natural, especialmente por la mañana, tiene efectos beneficiosos sobre el estado de alerta del cerebro, el estado de ánimo y el metabolismo, ya que la luz solar es un poderoso agente para la sincronización de los biorritmos.


3.) Trabajar cerca de plantas

Y hablando de lugares de trabajo, en las oficinas que cuentan con plantas verdes no sólo aumenta la productividad de los trabajadores hasta casi un 20% sino que también se sienten más felices. El simple hecho da añadir plantas en un lugar de trabajo, hizo a los trabajadores más comprometidos con su tarea dado que aumentó su capacidad de concentración. Los resultados de este estudio forman parte de una investigación más amplia que sugiere que las plantas en el lugar de trabajo reducen el estrés, aumentan la capacidad de atención, mejoran la calidad del aire y aumentan el bienestar emocional.


4.) No mentir

Un estudio llevado a cabo en la Universidad de Florida por la Profesora Anita Kelly y su equipo, concluyó que la honestidad es la mejor política cuando se trata de salud. En efecto, dicha investigación aseguró que las personas que mienten frecuentemente viven menos, pero no sólo eso, a lo largo de su vida, quienes generalmente dicen la verdad tienen, en promedio, 7 enfermedades menos que quienes acostumbran a mentir. Un estudio anterior ya había afirmado que quienes mienten en forma frecuente tienen más altos niveles de estrés, quizás allí esté la causa, porque como sabemos, el estrés es el punto de partida de muchas enfermedades.


5.) Mirar el mar

Es lo que los científicos llaman la "mente azul" (incluso hay un libro con ese título escrito por el profesor Wallace Nichols), el simple hecho de mirar el mar puede calmar nuestra mente y mejorar nuestra paz emocional. Distintos estudios demuestran que las personas que viven cerca del mar tienen menos estrés, tienden a practicar más actividades físicas, tienen una mejor salud mental y un mejor estado de ánimo. La reducción del estrés por si solo trae una serie de beneficios adicionales: mejor memoria, más autocontrol y menor riesgo de muerte prematura.



¿Por qué no confiamos en los productos ecológicos?


Imagine que usted necesita comprar detergente, va al Super y en el lugar destinado a productos de limpieza hay dos marcas de detergentes, imagínese que nunca ha oído hablar de ninguna de ellas y que las dos tienen el mismo precio. La única diferencia es que uno de los detergentes se anuncia como "ecológico". ¿Usted, cuál compraría?


producto ecológico

Si nos basamos estrictamente en los resultados de algunas encuestas, un alto porcentaje de personas opinan que preferirían productos ecológicos. Pero aquí está lo interesante: la cuota de mercado de estos productos es significativamente menor de lo que cabría esperar si nos basásemos en las encuestas.


¿Por qué existe esta diferencia?

Los especialistas en marketing saben perfectamente que, por lo general, los consumidores tienden a expresar opiniones favorables hacia los productos "verdes". Sin embargo, a la hora de pagar para obtener el producto, terminan favoreciendo a los comunes, o sea, a los "no ecológicos" y la razón es simple: porque piensan que estos últimos son más efectivos.

Esta misma discrepancia entre el deseo de apoyar a los productos ecológicos por un lado, y las dudas sobre su eficacia por el otro, se observo en un estudio llevado a cabo por la Escuela de Marketing de la Universidad de Texas en el año 2009. En un pasillo de la universidad se colocaron dos dispensadores de desinfectante líquido para manos (recordemos año 2009 y la gripe porcina). En uno de los dispensadores se leía "desinfectante ecológico" mientras que el otro dispensador se presentó como la versión común. Al lado de los dispensadores se colocó un cartel que decía: "Atención: Gripe Porcina, utilice el desinfectante de manos frecuentemente". Los dispensadores poseían un sistema para contar las veces que eran utilizados, además de una cámara de vídeo camuflada para observar el comportamiento de los usuarios.


Los resultados fueron los siguientes, cuando los estudiantes estaban acompañados o había alguna persona cerca, eran más propensos a usar el desinfectante ecológico, sin embargo, cuando estaban solos eran mucho más propensos a utilizar el desinfectante común.

Este patrón de conducta es consistente con la idea de que la gente desea proyectarse ante los demás como favorecedor de productos ecológicos, pero en privado prefieren el ordinario. Además, otro detalle importante: cada vez que un estudiante utilizaba el desinfectante ecológico, se aplicaba más cantidad, lo que indica que la gente percibe lo ecológico como menos eficaz que el normal.

Ahora, aquí hay un punto interesante: Los consumidores no piensan que los productos verdes sean peores que los comunes en todos los casos. Cuando se piensa en "suavidad" los ecológicos pueden estar mejor vistos que los comunes ya que, por ejemplo, la cuota de mercado de los champús ecológicos para bebés son mucho más altas que las de productos ecológicos de lavado de automóviles. Esto quiere decir que aunque el atributo de "ecológico" no es la primera opción cuando hablamos de eficacia, en cambio si puede ser una ventaja para lo relacionado con lo "suave".


¿Por qué la gente piensa que los productos ecológicos son menos eficaces?

Las personas tienden a ver a las empresas que se dedican a fabricar productos ecológicos como menos volcadas al lucro y por lo tanto más éticas, que aquellas que fabrican productos comunes. Pero a su vez, la gente intuye que es difícil ser ético y competitivo al mismo tiempo. O sea, las personas perciben que las organizaciones no tan orientadas al lucro como menos competentes que aquellas que el lucro es lo principal y fundamental. Como consecuencia de ello, se asume que con los productos comunes se obtienen mejores resultados que con los ecológicos.
Es por esta razón que en los últimos tiempos muchas empresas que fabrican productos ecológicos, su estrategia de marketing está basada, justamente, en la efectividad de sus productos.



Hagan juego: hombres, mujeres y apuestas


Si bien hay mucha investigación relacionada con los juegos de azar, ésta tiende a centrarse en los hombres, y muchas veces, se asume erróneamente que lo que es cierto para los apostadores masculinos, también lo es para sus contrapartes femeninas.
Veamos las diferentes motivaciones que llevan a apostar tanto a hombres como a mujeres.


hombre mujer apuesta

Por ejemplo, los estudios han encontrado que los hombres prefieren los juegos de azar que requieran mayor toma de riesgo y experiencia, como la ruleta y las apuestas deportivas, en cambio las mujeres se vuelcan más a los juegos que impliquen menor riesgo monetario, tales como la lotería, el bingo y las máquinas tragamonedas. Estas diferencias, en parte, pueden reflejar los contrastes motivacionales a la hora de apostar.


Las mujeres pueden ser igual de susceptibles a desarrollar problemas con el juego que los hombres, aunque tienden a adquirir el hábito más tarde, la evolución suele ser mucho más rápida.

Los resultados de algunas investigaciones muestran que las motivaciones más importantes de los jugadores masculinos para apostar son, por ejemplo, porque mejora su ego, encuentran emocionante asumir riesgos competitivos y en algunos casos, para hacer nuevos contactos. En cambio las principales motivaciones de las mujeres para apostar son dos, pasar un rato de diversión y evadirse de las responsabilidades familiares. Por otra parte, los factores ambientales, la interacción social y la percepción de dominación masculina en algunos entornos de apuestas también pueden contribuir positiva o negativamente a la capacidad de atracción a los juegos de azar para las mujeres. Es por ello que los investigadores creen que en las nuevas formas de apuestas más anónimas (por ejemplo, los juegos on line) participan muchas más mujeres de lo que se cree.

En otros casos se ha utilizado la "teoría de género" para explicar las diferencias motivacionales entre hombres y mujeres para apostar, por ejemplo, una investigación de la Universidad de Alberta (Canadá) llegó a la conclusión de que las diferencias están marcadas por los roles tradicionales de género, es decir, los hombres generalmente han sido estereotipados como más aventureros, enérgicos y agresivos mientras que las mujeres son vistas como más sensibles, dependientes y emocionales.
Esta teoría puede explicar porqué los juegos más tradicionales de los casinos (Blackjack, Ruleta, Baccarat, etc.) siguen siendo más populares entre el sexo masculino. Esencialmente los hombres son mayores tomadores de riesgos, disfrutan más de los juegos en los que se requiera cierta destreza y se arriesguen mayores cantidades de dinero; todos estos factores propician la participación en juegos de casino.


Feminización de los juegos de azar

Salvo algunos como la lotería o el bingo, los juegos de apuestas han sido tradicionalmente de dominio masculino. Sin embargo, nuevas tecnologías mediante, más neutrales al género, parece ser que cada vez más mujeres participan en los juegos de azar. Esto no es casualidad, hace algunos años en Inglaterra se publicó una encuesta en la cual se destacaba que las mujeres participantes manifestaron que preferían jugar por internet en lugar de los lugares tradicionales (casinos, casas de apuestas, etc.) ya que percibían que hacerlo en la red era más seguro, menos intimidante y menos estigmatizante. Como consecuencia de ello, las empresas administradoras de sitios de juegos 'on line' hace ya tiempo que están apuntando con fuerza al público femenino.
Aunque por ahora los hombres siguen superando a las mujeres (tanto en internet como en los lugares establecidos) dicen los especialistas que es probable que en los próximos años veamos una feminización en los juegos de apuestas, incluyendo, claro está, todas sus consecuencias.



Ansiedad y rendimiento: ¿por qué los grandes no fallan los penaltis decisivos?


Seguramente, más allá de si nos gusta o no el fútbol, todos hemos visto la definición mediante una tanda de penaltis de algún torneo importante, sobre todo ese penalti decisivo, en el cual si el jugador falla el tiro se termina todo, en ese preciso momento en el cual muchos pensamos "...ahora mismo no me gustaría estar en los zapatos de este individuo".
Es sorprendente ver la fortaleza emocional de algunos deportistas, como responden a la altura de las circunstancias en los grandes momentos.


ansiedad rendimiento

Pero... ¿Por qué algunos deportistas soportan tan bien ese momento de máxima presión y otros, no tanto? La respuesta es porque cuando las personas están en una condición de activación fisiológica, son más propensas a mostrar su respuesta dominante ante una situación dada. Esto explica porqué algunos son menos propensos a fallar en esos momentos, en cambio en otros, las probabilidades de fracasar sean mayores.

Respuesta dominante es aquella respuesta que es más previsible que manifieste un individuo ante una situación en particular, generalmente se debe a la actitud, componentes innatos y habilidades adquiridas (práctica o entrenamiento).

Ansiedad y rendimiento

Por supuesto que las consecuencias que genera la ansiedad en el rendimiento no sólo se aplica a los deportes, sino que, obviamente, lo vemos en cualquier otro tipo de actividad, esto nos hace recordar a un particular fenómeno psicológico: la amenaza del estereotipo.
La amenaza del estereotipo se refiere a la ansiedad y excitación que sienten algunas personas en una determinada circunstancia ante la posibilidad de que su desempeño confirme un estereotipo negativo, esto hace que su rendimiento disminuya.
Por ejemplo, distintos estudios han demostrado que este fenómeno reduce el rendimiento de los afroamericanos en las pruebas SAT (prueba de ingreso a las universidades en Estados Unidos) debido al estereotipo de que son menos inteligentes que otros grupos raciales. También se asegura que este fenómeno es el culpable de que muchas mujeres tengan un peor rendimiento en matemáticas, ya que el estereotipo indica que las matemáticas "son un territorio de hombres".

Pero ¿Cómo se puede demostrar que la ansiedad y la excitación es el mecanismo que explica la amenaza del estereotipo? Por ejemplo, la psicóloga y profesora de la Universidad de Kansas Laurie O'Brien utilizó el factor de la "respuesta dominante", ella razonó que si la ansiedad ayuda a explicar el bajo rendimiento en situaciones de amenaza del estereotipo, estas mismas reglas que rigen este efecto podrían invertirse. Por lo tanto, se debería demostrar que si la respuesta dominante en una situación dada es en realidad una en la que las personas son realmente buenas, en este caso la amenaza del estereotipo debería mejorar el rendimiento.


La investigación

La teoría sugería que la ansiedad y la excitación deben disminuir el rendimiento en tareas difíciles y aumentarlo en tareas fáciles. Por tanto se planteó la hipótesis de que un examen de matemáticas podría causar amenaza del estereotipo en mujeres, pero no en hombres. En el experimento, cada participante tuvo dos pruebas: un examen de matemáticas difícil y un segundo examen de matemáticas fácil.
El resultado marcó que las mujeres obtuvieron mejores resultados en las pruebas de matemática fácil y peores resultados en la prueba de matemática difícil cuando realizaron el examen junto a personas del sexo masculino, que cuando solo había personas del sexo femenino.


Para terminar

Si bien es verdad que la ansiedad y excitación fisiológica resultante de este fenómeno puede socavar el rendimiento, también estas investigaciones nos recuerdan una cosa: que algo que tenemos bajo control es la consecuencia de una respuesta dada.
Es decir, aumentar la probabilidad de que el resultado correcto sea la respuesta dominante, está basado fundamentalmente en una condición y esa condición es la práctica; o sea, así como ni Michael Jordan nació sabiendo jugar al basket, ni Roger Federer sabiendo jugar al tenis, tampoco hemos nacido sabiendo resolver problemas matemáticos difíciles, pero con la práctica podemos llegar a ser realmente buenos en lo que hacemos y así anular los efectos negativos de cualquier estereotipo de rendimiento. Después de todo, como hemos visto, lo que necesitamos para aumentar la probabilidad de un buen desempeño está en nuestra respuesta dominante.



Correlación o causa: ¿no era que a los niños los traía la cigüeña?


Una correlación o paralelismo es una relación entre dos o más cosas, mientras que la causalidad es una relación en la que un evento en particular es la consecuencia directa de otro. Sin embargo, en ocasiones los seres humanos somos propensos a mezclar o confundir ambos conceptos.


bebé cigüeña

Dos cosas pueden parecer estar correlacionadas cuando, en realidad, no hay una conexión real entre ellas, por ejemplo, se dice que durante los últimas décadas el precio del oro y el nivel del agua en Venecia aumentaron en forma proporcional, el problema es que no hay nada que nos haga pensar que el aumento del nivel del agua en la ciudad de los canales y las góndolas tenga algo que ver con el precio del oro.
¿Pero qué ocurre cuando dos eventos están asociados por alguna aparente causa común? En este caso, necesitaríamos un experimento para probar la causa y efecto, pero esto rara vez ocurre, por tanto, a falta de experimentos no queda otra alternativa que interpretar alguna evidencia colateral.
El campo de la reproducción humana es abundante en ejemplos de paralelismos que se equiparan con la causalidad. Veamos tres ejemplos:


Cigüeñas y natalidad

En la antigüedad en Alsacia, región al este de Francia, se creía que las cigüeñas (abundantes en esa zona) estaban vinculadas con la natalidad, porque en los lugares donde más cigüeñas había más niños nacían, la gente de la región creía realmente que estas aves tenían alguna conexión con los índices de natalidad, la convicción era tan fuerte que los lugareños aseguraban que las "cigüeñas traían a los niños" fábula que, como todos sabemos, dura hasta nuestros días.
Obviamente, la explicación a esto es más simple, las cigüeñas utilizaban las chimeneas de las casas para construir sus nidos, en los pueblos más grandes hay mayor cantidad de casas, por lo tanto de chimeneas, también en los pueblos más grandes generalmente nacen más niños. El factor preponderante era el tamaño de los pueblos y la cantidad de chimeneas y no que las cigüeñas influyeran en la natalidad.


Período seguro

Otro ejemplo se deriva de la observación de que las mujeres que no menstruaban no quedaban embarazadas, esto condujo a la creencia (predominante hasta la década del 30) que existía una relación de causalidad directa en la concepción, que resultaba cuando el semen se mezclaba con la sangre menstrual. Por tanto, se creía que el período menstrual era el período más fértil del ciclo de la mujer. Como consecuencia de esto y para prevenir embarazos, durante mucho tiempo se aconsejó a las mujeres evitar el sexo durante la menstruación y se sugería la mitad del ciclo como el "período seguro".
Esta, sin dudas fue una de las causas que más debe haber contribuido a que hasta prácticamente la mitad del siglo XX, las familias fueran tan numerosas.


¿Concebimos más en verano?

Otra creencia es que tenemos más sexo y que concebimos más niños en verano.
Prácticamente en todas las poblaciones humanas se observan patrones de nacimientos que, con frecuencia, varían con el tiempo, incluso algunos investigadores han relacionado estos patrones a la variación anual de algunos factores ambientales, sobre todo los períodos de mejor clima y las épocas de mayores precipitaciones.
Pero la variación anual de precipitaciones, y más aún, de temperaturas en una región determinada, se mantienen prácticamente constantes a través de los años, por lo tanto, estos factores no pueden explicar las cambiantes épocas de nacimientos.
De hecho, las teorías modernas apuntan a una posibilidad bastante diferente: los patrones de nacimientos pueden haberse desarrollado a lo largo de nuestra evolución para que coincidan con las variaciones medias anuales de los diferentes factores del entorno. De ser así, la estacionalidad de las concepciones está impulsada por causas internas y no por condiciones ambientales.



Cuándo lo que nos enamora es la inteligencia


¿Qué es lo que nos atrae particularmente del otro sexo? De hecho, la química entre las personas juega un papel primordial en nuestras relaciones, pero también hay ciertas características de la personalidad que nos acercan particularmente a determinadas personas.


enamorar inteligencia

Los factores que juegan en la atracción evidentemente son variados, la mayoría de las personas se sienten atraídas por la apariencia física, por la personalidad, por el carisma, simpatía, etc. Pero hay quienes encuentran en la inteligencia la característica (podríamos decir excluyente) más sexualmente atractiva en el sexo opuesto. Son los sapiosexuales, obviamente la palabra tiene su origen en 'sapiens' que significa sabio.
Aunque esta atracción no siempre está conectada con la sexualidad, en la mayoría de los casos sí, ya que es la propia sinergia intelectual lo que dispara la relación. Esto se ve a menudo en los lugares de trabajo y también puede ser como otro aspecto del sapiosexual, es decir, el deseo de estar conectado con intelectuales, aunque el resultado no siempre sea el encuentro íntimo.


Los sapiosexuales se sienten mucho más atraídos por la inteligencia de una persona que por su apariencia física, estatus social o económico.

En numerosos ámbitos, entre ellos la sexualidad, mucho de lo que somos tiene sus raíces en nuestra infancia y adolescencia. Lo que vivimos durante esta etapa de la vida actúa como base de lo que seremos de adultos, en especial, mucho depende de tres factores: la relación con nuestro progenitor del sexo opuesto, nuestra primera experiencia de amor y nuestro primer encuentro íntimo.

Por ejemplo, las mujeres que de niñas fueron muy mimadas por sus padres, esperan y exigen lo mismo de sus compañeros, en el otro extremo, no es raro que mujeres que tuvieron padres golpeadores, tengan como parejas a hombres golpeadores. Por otro lado, si un niño tuvo una madre narcisista, no es extraño que de adulto, la mayoría de sus parejas lo sean.
Algo similar puede ocurrir con la inteligencia, niños o niñas en cuya infancia la exigencia excluyente de los padres era resaltar esa cualidad, pueden de mayores, evaluar esa característica en su pareja, mucho más que las otras.

En definitiva, quizás lo que buscamos en una pareja es lo que siempre quisimos en nosotros mismos (o lo que nos inculcaron ser) o tal vez, podría ser también un catalizador de nuestro ser más profundo.


Para terminar...

Aunque no sea la única, es indudable que la inteligencia de una persona es una característica muy importante para su atractivo sexual.
En la narración de Platón "El Banquete" escrita aproximadamente hacia el año 390 A.C. el personaje principal de la obra, Sócrates, no era una persona bella ni rica, sin embargo seducía y cautivaba con su inteligencia. Esto es una prueba de que la naturaleza de las relaciones no ha cambiado con el tiempo y que los sapiosexuales no son un fenómeno moderno, ya que podemos asumir que la excitación que causa la inteligencia en el sexo opuesto se remonta a por lo menos 2500 años.



El día después de las buenas acciones


buenas acciones

Al poco tiempo que las bolsas de plástico se hicieran muy populares, comenzaron las primeras campañas fomentando su reutilización, desde hace ya unos cuantos años no nos es extraño ver frases del estilo "no arrojar bolsas de plástico ayuda a preservar el medio ambiente". Obviamente la idea es que si tiramos un menor número de estas bolsas, la naturaleza se beneficiará y que además, si estas acciones ejemplares son repetidas por todos nosotros, se puede generar un beneficio inmenso.
Pero con este tipo de acciones, en el ideario popular también está latente otra idea: que un buen comportamiento conduce a un círculo virtuoso, es decir, hacer una buena acción nos induce a un estado mental positivo, lo que nos llevará a hacer más buenas acciones.

Sin embargo y como algunas investigaciones lo han demostrado, la conducta humana no funciona así en absoluto, muy por el contrario, pequeños actos individuales de comportamientos virtuosos, en realidad, nos predisponen a comportarnos peor.

Por ejemplo, una serie de estudios llevados a cabo hace unos años en la Universidad de Yale determinó que los estudiantes que participaban en actividades solidarias y de beneficencia eran más propensos a adquirir artículos de lujo, como ropa de diseño o teléfonos celulares más caros, que aquellos alumnos que no participaban en actividades benéficas. ¿Por qué ocurre esto?
Porque cuando tenemos un comportamiento positivo, de forma inconsciente aumentamos nuestra propia imagen y cuándo posteriormente se presenta la oportunidad de disfrutar de algo más superficial nos sentimos mejor preparados para neutralizar la dosis de autocrítica que a menudo acompaña al comportamiento indulgente, o sea, nuestro comportamiento virtuoso nos otorga cierta inmunidad para posteriormente cometer pequeños pecados.


Zona positiva y zona negativa

Un buen ejemplo de este efecto de "concesión de licencias" es la investigación realizada en un supermercado por el profesor Sam Hui de la Universidad de Nueva York, en la cual se dividieron en zonas toda la superficie del establecimiento, por ejemplo, los sectores donde se encontraban las bebidas azucaradas o los productos ricos en grasas saturadas se catalogaron como "zona negativa", en cambio los sectores donde se hallaban frutas, verduras y demás productos saludables se clasificaron como "zona positiva". Los sectores que no correspondían a ninguna de las dos categorías se les denominaron "zona neutra".
A cada carrito de compra se le colocó un dispositivo de seguimiento, por lo que el movimiento de los consumidores a través del establecimiento quedaba registrado.
El resultado fue que un alto porcentaje de clientes que compraba en una zona positiva tendían a comprar inmediatamente después en zonas negativas.


Como táctica publicitaria

Los publicistas, que parecen conocer muy bien los cerebros de los consumidores, también aprovechan este "efecto", por ejemplo, hace un tiempo la cadena de comida rápida "Subway" para promocionar sus bocadillos de bajas calorías, creó una pieza publicitaria en la cual un marido se levanta de madrugada, enciende la luz de la sala de estar y encuentra a su mujer en el sofá consumiendo una gran porción de helado, en ese momento ella al ser sorprendida "in fraganti" le dice " ...en el almuerzo comí bocadillos Subway" a modo de justificación. No sabemos si Subway vendió mucho con este anuncio, pero lo que queda muy en claro es como se hizo funcionar este tipo de comportamiento.
Sí prestamos atención, es una técnica muy utilizada por los anunciantes, ya que avalar una transgresión después de haber hecho algo "bueno", como hemos visto, es una idea generosamente aceptada por nuestro raciocinio.


Para terminar...

El truco para no caer en esta "trampa" es simplemente ser conscientes de los efectos de nuestras propias acciones. Pequeños actos positivos no tienen porqué actuar como neutralizadores de nuestra autocrítica. Está muy bien no tirar una bolsa de plástico, pero no pensemos que por ello hemos salvado el mundo, en su lugar, aprovechemos esa oportunidad para recordarnos que el verdadero compromiso es en realidad, un proceso de largo plazo.



Distancias intercambiables: espacio y tiempo


Distancia espacio tiempo

Imagínese que a usted le dicen que dentro de un mes comenzará a trabajar en una empresa que está ubicada a unas pocas calles de su casa. Ahora imagine que le comunican que dentro de un mes comenzará a trabajar en una empresa pero en otra ciudad de la cual reside. ¿En cuáles de estas dos instancias piensa usted que ese mes transcurrirá más lentamente? Según una investigación, el tiempo nos transcurrirá más lentamente si el puesto de trabajo es en nuestra propia ciudad.

Dicha investigación fue realizada en la Universidad de Toronto a fines de año pasado y demuestra como la percepción de la distancia física puede filtrarse en nuestra percepción de los espacios de tiempo. El resultado de esto es la forma en como podemos percibir el paso del tiempo en determinadas situaciones.


El tiempo y la distancia pueden ser intercambiables

El punto de partida de esta investigación es que la mente puede confundir distintos tipos de distancia, esto significa que un valor considerable en un tipo de distancia (por ejemplo la distancia física) puede reducir la sensibilidad en un segundo tipo de distancia (la distancia temporal). Por tanto, seremos más conscientes del paso del tiempo cuando el suceso (el nuevo trabajo) se desarrolle físicamente cerca.

Pongamos un ejemplo al revés: la idea de tener que correr diez kilómetros suena más desalentador si lo tenemos que hacer ahora, que si lo debemos hacer dentro de un año, esto es porque una mayor distancia temporal conduce a una menor sensibilidad, ya que diez kilómetros lucen más extensos en lo inmediato que en un futuro lejano.


Tanto en un punto geográfico distante como en un futuro lejano, existe un retroceso en el enfoque de la experiencia inmediata, lo que conduce a un menor compromiso (con incrementos específicos).

En uno de los estudios, los participantes que completaran una encuesta recibirían una pequeña suma de dinero como premio. Dicho dinero se podía cobrar de dos formas diferentes, mediante un pago online por valor de 50 dólares, la segunda opción consistía en cobrar mediante un pago online de 65 dólares pagados en tres cuotas. Se les comunicó que los pagos eran online debido a que el banco que haría los pagos se encontraba en otra ciudad.
Los resultados fueron que el 71% de los participantes eligieron la segunda opción y el 29% la primera. Normalmente las personas tienen dificultades para trascender el aquí y el ahora a cambio de una recompensa mayor en el futuro (esta es la razón porque nos cuesta tanto ahorrar) pero en este caso una percepción de mayor distancia de la ubicación del banco hizo disminuir la sensibilidad de las personas.

En otro estudio se les solicitó a un grupo de personas que imaginaran que recibían un pase gratuito para un museo que estaba en una ciudad distante 30 kilómetros del lugar donde residían. A la mitad se les dijo que su pase era para dentro de una semana y a la otra mitad se les manifestó que su pase era para dentro de un año. Aquí la distancia se mantuvo constante y lo que varió fue el tiempo.
Los resultados indicaron que, en una escala de 1 a 7, a los participantes que se les indicó que debían asistir en una semana, percibieron los 30 kilómetros como más largos (4,45), que quienes lo debían hacer dentro de un año (3,54).


En base a estas afirmaciones, si usted guarda su dinero en un banco que se encuentra lejos, será menos probable que trate de echar mano de sus ahorros antes, que si el banco está cerca de donde reside.

Para terminar...

Estos resultados proporcionan una visión interesante de cómo los distintos tipos de distancia (espacial y temporal) parecen compartir una medida común profunda en nuestra mente. Los seres humanos tratamos los diferentes tipos metafóricos de “distancia”, como por ejemplo un futuro lejano, de forma muy similar a como tratamos las distancias físicas.



La libertad y los orígenes de la locura moderna


libertad locura moderna

Los seres humanos que vivimos en la actualidad, al menos muchos de nosotros, lo hacemos en sociedades democráticas, relativamente prósperas y que ofrecen a sus miembros numerosas opciones de vida, opciones que personas que vivieron en otras épocas no tuvieron. Es decir, experimentamos la vida de manera diferente.

Las sociedades modernas como las conocemos hoy, comenzaron a conformarse en la Inglaterra del siglo XVI con una nueva forma de conciencia social que se llamó "nacionalismo", como nuevo marco cultural de modernidad.
El nacionalismo implicaba una realidad social diferente, o sea, una comunidad soberana de miembros relativamente iguales (una nación) y de forma esencialmente democrática. Este nuevo concepto reduce drásticamente la relevancia de la religión y aún cuando las creencias religiosas se adaptaron a este nuevo entorno social, era totalmente diferente, es decir, la conciencia fundamentalmente religiosa y jerárquica, fue quedando relegada en beneficio de una forma de comunidad más similar a cómo viven las sociedades occidentales hoy en día.

Entre otras cosas, esta nueva conciencia moldeó a un nuevo individuo, esto implicó que existía la opción de decidir lo que se quería ser, lo que animó a las personas a darse cuenta, en mayor o menor medida, del concepto moderno de libertad, o sea, impulsó al individuo a tener derecho a definir su propia identidad.


Los costos de la libertad

Por desgracia, todos estos beneficios vinieron acompañados de costos imposibles de ignorar, el hecho de asumir un nuevo estatus de libertad individual puede dar forma a una identidad individual problemática, es decir, un miembro de una nación puede no saber reconocer su papel en la sociedad como lo haría una persona que creció en un orden esencialmente religioso, no igualitario, donde la posición social de los individuos estaba ya definida desde su nacimiento.

El individuo moderno debe decidir quien es, debe construir su propia identidad. Esta nueva cultura ya no proporcionaba a las personas una orientación coherente, por el contrario, proporcionaba una orientación inconsistente solamente guiados por el entorno cultural, que de hecho puede resultar bastante desconcertante.
Dicha insuficiencia sociocultural se denomina "anomia" y es reconocida como uno de los problemas de las sociedades modernas.


Para muchas personas la necesidad de construir una identidad propia, o sea, de elegir que hacer con uno mismo se convirtió en una carga insoportable.

Al mismo tiempo que la sociedad inglesa se redefinía como una nación, comenzaron a aparecer una variedad hasta ese momento desconocida de enfermedades mentales y a diferencia de las enfermedades mentales ya conocidas, éstas se expresaban en grados de trastornos y disfunciones de los cuales los síntomas más comunes eran la inadaptación social, la incomodidad crónica con uno mismo, el odio a si mismo, la megalomanía y el desinterés total de su propia existencia. En particular estos padecimientos se expresaban con una anormal excitación extrema y/o una tristeza paralizante.

La esencia del nuevo desorden era su cualidad ilusoria, o sea, la incapacidad de distinguir entre el mundo interior y el exterior. No es casual que frases como "perder la razón" (losing one’s mind) o "no ser uno mismo" (not being oneself) tienen su origen en la Inglaterra del siglo XVI, como forma de definir esta forma de desadaptación e incapacidad social.


Este tipo de trastorno (al menos con la frecuencia que se aprecia en los últimos siglos) se puede decir que es un fenómeno reciente para la raza humana.

Ninguno de los términos del extenso vocabulario médico de la época (que incluía a numerosas categorías de enfermedades mentales) era aplicable a esta la nueva enfermedad, tampoco podía ser tratada con los mismos medios con que se atendían las enfermedades mentales conocidas hasta ese momento. Por tanto se requiere un nuevo término, se la llamó "locura" (madness), muchas de las personas diagnosticadas con este mal son internadas en el Hospital de Bedlam, el primer hospital psiquiátrico de Europa, es precisamente allí dónde se hacen los primeros estudios referidos a la especialidad médica que posteriormente se llamará "psiquiatría" y hasta se realizó una legislación especial en relación a esta nueva enfermedad.

Recién tres siglos más tarde será clasificada en los distintos síndromes de la esquizofrenia y los trastornos afectivos o de estado de ánimo (los depresivos y los bipolares).



¿Por qué la promiscuidad está socialmente mal vista?


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Lo cierto es que los seres humanos estamos adaptados biológica y psicológicamente a una muy variada gama de relaciones: relaciones de corto y largo plazo, circunstanciales, más comprometidas, menos comprometidas, monogamia, poligamia, etc. Es decir, somos bastante pluralistas a la hora del sexo. Dichas estrategias de apareamiento las elegimos de acuerdo con nuestro género, atractivo físico y las características determinadas por nuestro entorno sociocultural. Esta flexibilidad nos permite una considerable diversidad en las estrategias de apareamiento.

A pesar de ello, al ser seres intensamente sociales y morales, las personas a menudo no nos conformamos con simplemente elegir la estrategia de apareamiento que mejor se adapte a nosotros. Frecuentemente, también tenemos la tendencia a emitir juicios sobre el comportamiento sexual de los demás. En este sentido la promiscuidad ha tenido históricamente una dura desaprobación, algunos lo atribuyen a la influencia de la iglesia que históricamente ha sido una potente promovedora de la moral sexual. Pero explicar la moralidad sólo en términos religiosos sonaría superficial y si queremos analizar esto desde un punto de vista científico, lo más racional sería encontrar una respuesta en nuestra historia evolutiva.


La promiscuidad en nuestra historia

Hace un tiempo, el psicólogo Nicholas Pound de la Universidad Brunel de Londres publicó en la revista "Archives of Sexual Behavior" una teoría basada en conceptos evolutivos de certeza de paternidad e inversión parental. Dichos conceptos se refieren a que en los entornos sociales dónde la mujer es más dependiente económicamente de su pareja, la gente tiende a condenar la promiscuidad con mayor severidad.

En las sociedades dónde las mujeres son más dependientes de los hombres, estos últimos deben proporcionar los recursos para sus hijos (inversión paterna), o sea que tanto madres como padres tienen mayor interés en que los padres puedan identificar a los hijos como propios. La promiscuidad debilita esta certeza de paternidad, por consiguiente, es más condenada en ambientes de mayor dependencia femenina.

Un equipo de la Universidad Brunel puso a prueba esta hipótesis mediante dos estudios paralelos y constató que en las comunidades donde la mujer gana mejores salarios, la actitud hacia la promiscuidad es más relajada. En el otro extremo, se encontró que en los ambientes dónde las mujeres eran más dependientes económicamente, la promiscuidad estaba peor vista.
Según el estudio, esta relación entre la dependencia económica de la mujer y la moral anti promiscuidad se mantuvieron incluso después de incluir otros factores que influyen en la moral sexual, como el conservadurismo político y la religión.
Por otra parte, la actitud hacia la promiscuidad estaba específicamente relacionada con los ingresos de la mujer, no con los ingresos del hombre.


La dependencia económica femenina es el factor más poderoso contra la tolerancia a la promiscuidad, mucho más que la religiosidad o los conservadurismos políticos.

Estas conclusiones nos muestran cómo la gente juzga el comportamiento sexual de los demás en diferentes entornos sociales, en las comunidades donde las mujeres ganan menos, la gente es más hostil hacia comportamientos que son percibidos como promiscuos, como la poligamia, la homosexualidad, etc. En dichos ambientes, muchas personas tienden a pensar que las personas promiscuas merecen cualquier problema que les suceda. Por ejemplo, si se percibe que un embarazo es producto de un comportamiento promiscuo, es probable que se catalogue como un castigo.

Quizás estos resultados expliquen porqué la iglesia tiene una posición tan negativa con respecto a la promiscuidad: porque justamente la iglesia prolifera en ambientes donde existe una alta dependencia económica de la mujer.