Errores de evaluación: 6 ejemplos de porqué los cometemos


Es innegable que los seres humanos tenemos algunas distorsiones de percepción. Esto lleva a que, muchas veces, cometamos errores (en ocasiones fatales) a la hora de evaluar situaciones. Veamos seis ejemplos.


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Nuestros prejuicios reflejan algunos temores que mantuvieron vivos nuestros antepasados.
Sin embargo, en pleno siglo XXI, ciertas incertidumbres nos desequilibran y producen en nosotros una serie de distorsiones cognitivas. Si bien las emociones son fundamentales para la toma de decisiones racionales, éstas fueron diseñadas para un mundo en que los peligros tenían forma de depredadores, no de aviones o de automóviles. Por eso que nuestras emociones, muchas veces, nos empujan a hacer juicios rápidos que, en ocasiones, pueden estar equivocados.


Ejemplo 1: ¿Por qué no le tememos a la velocidad?

El miedo es un frío cálculo de probabilidades, una evaluación de riesgo interpretada por el cerebro a toda velocidad. La amígdala envía un mensaje de alarma y antes de tener la oportunidad de pensar, el cuerpo es invadido por la adrenalina. Esta es la manera en que nuestros antepasados evaluaban el riesgo, las emociones trabajan como atajos en las tomas de decisiones.
Como resultado de la evolución de estos algoritmos emocionales, las amenazas antiguas como las arañas, los roedores u otros animales inofensivos causan en muchas personas, un miedo desproporcionado. Mientras que algunas experiencias más modernas, por ejemplo conducir a gran velocidad, no tanto. Esto es debido a que los flamantes vehículos motorizados son unos recién llegados a la vida del hombre y nuestros genes todavía no han sido codificados para sentir ciertos temores más "recientes".


Ejemplo 2: Eventos improbables

El miedo fortalece la memoria, por eso las catástrofes, los terremotos, los accidentes aéreos o atentados terroristas capturan por completo nuestra atención. Como resultado de esto, sobrevaluamos las probabilidades de estos eventos, nos parecen que son más comunes de lo que en realidad son. Además, el efecto se multiplica por el hecho de que los medios de comunicación tienden a cubrir extraordinariamente todo lo que es dramático y conmovedor. Mientras más vemos de algún hecho en particular, más común creemos que es, incluso si vemos siempre las mismas imágenes.
Después del 11-S, en Estados Unidos, 1,4 millones de personas cambiaron sus planes de vacaciones para evitar volar. La gran mayoría optó por conducir en vez de subirse a un avión. Pero el auto es mucho más peligroso que el avión y la decisión de cambiar de medio de transporte, según dos análisis que compararon patrones de tráfico a finales de 2001 con el año anterior, causó casi mil muertes adicionales.
En otras palabras, murieron 1000 personas que eligieron el coche por temor a un atentado y que no hubiesen muerto si hubieran tomado el avión.


Ejemplo 3: Peligros a corto plazo

Los seres humanos no estamos preparados para hacer frente a riesgos que no producen consecuencias negativas en el corto plazo, como por ejemplo, comer alimentos ricos en grasas saturadas o fumar. Como resultado, somos menos temerosos de una enfermedad cardíaca de lo que deberíamos ser.
Un ataque al corazón es el resultado final de muchas acciones que individualmente no son especialmente peligrosas (fumar un cigarrillo, comer una fritura). Pero estas acciones repetidas durante años, tienen consecuencias mortales.
En materia de peligros nos centramos en el corto plazo, aún conociendo los riesgos a largo plazo.


Ejemplo 4: Riesgo controlado nos preocupa menos

Si sentimos que podemos controlar el resultado o si decidimos asumir el riesgo voluntariamente, la situación nos parece menos peligrosa. Muchas personas dicen que cuando se cambian del asiento del conductor al del acompañante, ven a los otros coches más cerca.
Tenemos una tendencia a preocuparnos por los peligros que no podemos controlar, esto explica porqué cuando vemos a otros conductores hablando por teléfonos celulares nos ponemos nerviosos, pero estamos perfectamente cuando los que conducimos y hablamos somos nosotros.
Del mismo modo, si una plaga está destruyendo nuestro jardín, posiblemente utilicemos algún tipo de insecticida o sustancia química, ahora, si el que utiliza la misma sustancia química es el vecino de al lado, aumentará nuestro nivel de miedo. Esto ocurre porque cuando asumimos un riesgo nosotros y además obtenemos un beneficio de él, tendemos a preocuparnos menos por ello.


Ejemplo 5: Falsa sensación de seguridad

Las empresas aseguradoras del Reino Unido ofrecían descuentos a conductores que compraban coches con frenos más seguros, ya no. No hubo menos accidentes. Por la misma razón que los vehículos con más probabilidades de despistarse cuando cae nieve, son los que tienen tracción en las cuatro ruedas.
El aumento de los controles genera una falsa sensación de seguridad. Es un caso de compensación de riesgo, del que ya hablamos en otro artículo, o sea, se modula el comportamiento para mantener el riesgo a un nivel constante.
Está ampliamente comprobado que las medidas de seguridad como ser, cinturones de seguridad, bolsas de aire, etc. ha ocasionado que mucha gente conduzca más temerariamente.


Ejemplo 6: Riesgos naturales son más aceptados

La palabra "radiación" genera pensamientos de energía nuclear, rayos X, etc. Muchísima gente se estremecería si le dijeran que van a construir una planta de energía nuclear cerca de su casa. Pero cada día estamos bañados por la radiación que ha matado a muchas más personas que cualquier reactor nuclear: la radiación solar. Es difícil para los seres humanos comprender este peligro ya que la luz solar se percibe como algo natural.
Hace unos años, el estado de California optó para luchar contra los mosquitos, una sustancia natural hecha a base de crisantemos. La gente opinaba que se sentía más segura porque era "natural", aunque después se comprobara que la sustancia era tóxica para el ser humano. Si este producto hubiese sido un químico artificial, el hecho hubiese terminado en un escándalo, pero al ser algo "natural" los medios de comunicación se encogieron de hombros y los activistas por el medio ambiente se llamaron a silencio.
La naturaleza tiene una buena reputación.