Comportamiento en la infancia como predictor de nuestra vida adulta


¿Recuerda la hora del recreo? Corriendo por un patio enorme, jugando y riendo con sus compañeros. ¿Qué clase de niño/a era usted? ¿Era parte de los juegos colectivos o se sentía más feliz en su propio mundo?
Hoy usted es un adulto y observa, por ejemplo, en su trabajo como alguno de sus compañeros es el centro de la atención, siempre rodeado de 2 o 3 personas que se ríen de cada una de sus ocurrencias. O también aquel otro compañero que, por lo general, siempre está en su escritorio afirmando que tiene mucho trabajo, pero que usted tiene la sensación que, de todos modos, nadie tiene interés en departir con el.


adultez infancia

Un creciente conjunto de investigación psicológica revela algunas conexiones notables entre nuestras experiencias con los compañeros escolares durante la infancia y la vida en la edad adulta. A veces de maneras no tan obvias. Pero lo cierto es que el mero conocimiento del modo en que una persona interactuaba con sus amigos y compañeros en la infancia (comenzando por la edad preescolar) permite a los profesionales hacer muy buenas predicciones acerca de la vida como adulto, a través de una serie de características.

En la investigación psicológica, este tipo de trabajo se realiza pidiendo a los pequeños que respondan a algunas preguntas muy simples. Se les solicita a los niños decir cuál de sus compañeros de clase le cae mejor o más simpático, y cuál no le gusta para nada. Esto identifica de manera fiable cinco grupos de niños que, de adultos, tendrán vidas muy diferentes.

Uno de estos grupos incluye a los niños aceptados, los elegidos por la prácticamente totalidad de sus pares como alguien que es de su agrado, además, casi nunca son escogidos como alguien que no les gusta a los demás.
En cambio, los rechazados son los niños que a menudo son elegidos como alguien que no cae bien y rara vez son escogidos como el que cae mejor.
Los desatendidos, como su nombre lo indica, muy rara vez son nombrados en alguna de las dos preguntas. Ellos parecen ser invisibles, esos niños que no parecen ser muy tenidos en cuenta por los demás.
A diferencia de los niños controvertidos, que son muy visibles y conocidos por todo el mundo, pero con una relación de amor-odio hacia sus pares. Estos niños son catalogados por sus compañeros como "me cae simpático" y "no me cae para nada simpático" en proporciones bastante similares.
El resto de los niños son catalogados como normales, pero aún así, la mayoría de ellos tienden a inclinarse hacia uno de los otros grupos.


Sorprendentemente, estos grupos pueden ser bastante estables a medida que las personas crecen. Es decir, los niños rechazados tienden a permanecer de esa manera desde la escuela primaria a la secundaria y muchas veces en la edad adulta. No importa si cambian de escuela, estos niños serán seguramente rechazados muy rápidamente. Lo mismo ocurre con los otros grupos, salvo una excepción.

La investigación sugiere que, por ejemplo, los niños rechazados tienen hasta dos veces más probabilidades de experimentar depresión o ansiedad en la edad adulta. Ganan menos dinero que otros con experiencias similares y sufren más enfermedades. Tienen más dificultades para encontrar pareja, y cuado lo hacen, son bastante inseguros en la relación. Ser rechazado en la infancia, en realidad, cambia el cableado del cerebro de manera que se procesa el entorno un poco diferente.

Los niños controvertidos, en cambio, es posible que se haya convertido en uno de los adolescentes de status más dominante en la secundaria, en algunos casos puede ser una persona intimidante. Son quienes tienen más probabilidades de comenzar a consumir sustancias ilegales más temprano y a tener relaciones sexuales sin protección, por tanto, son quienes tienen más posibilidades de convertirse en padre o madre adolescente. De adultos, este grupo también es el que más dificultades muestra con el uso de drogas, y se centran más en la belleza y el poder que los otros. En algunos casos, en la adultez joven, pueden parecer de más edad que muchos individuos de su misma edad.

En el caso de los niños desatendidos, sorprendentemente, son los más propensos a abandonar esta categoría a medida que crecen. Un niño en edad escolar que está en este grupo puede perfectamente ser catalogado como aceptado o rechazado en la enseñanza media. En algunos casos, el hecho de permanecer en esta categoría es, simplemente, cuestión de su propia elección, por ejemplo, ser una persona que no está muy interesada en los demás. En este caso, la investigación sugiere que, de adultos, para estos individuos conseguir una pareja no es una experiencia fácil y que tratan de evitar las situaciones sociales, a tal punto de elegir carreras o preferir trabajos que no tengan mucho contacto con público.

Por último, los niños catalogados como aceptados, de mayores se muestran más confiados y optimistas, incluso a veces más de la cuenta. Se sienten cómodos desarrollando nuevas relaciones laborales y personales. En muchos casos, estas personas son líderes y también quienes cosechan las relaciones más profundas con amigos y familiares. Además, son más propensos a resolver conflictos mediante el diálogo.

Por supuesto que no todos los rechazados van a tener dificultades, al igual que no todos los aceptados tendrán una vida más exitosa. Sin embargo, los resultados han sido muy consistentes en lo que se refiere a que esta simple clasificación de cinco grupos, en base a la simpatía y aceptación de los compañeros escolares, es un predictor de la vida adulta más fuerte de lo que se pensaba.


Referencia: http://psycnet.apa.org/psycinfo/2014-45094-001/



El entorno y su incidencia en nuestra felicidad y salud


Empecemos con un breve experimento mental: piense en tres o cuatro adjetivos para describirse a sí mismo. En tal caso, es probable que haya pensado en términos como generoso, inteligente, divertido, atractivo, leal, etc. Ahora trate de imaginarse viviendo solo o sola en una isla desierta, sin contacto con otras personas. Mire de nuevo esos rasgos con los que se describió ¿tienen algún significado es esta situación? No demasiado.
Resulta que la mayor parte de las características que nos atribuimos a nosotros mismos sólo tienen sentido en un contexto social. Son, de hecho, percepciones acerca de nuestra identidad social.


sociedad

En la década del 50, el psicólogo Leon Festinger fue uno de los primeros en estudiar los mecanismos de comparación social como uno de los fundamentos de la psicología humana. Es decir, de medirnos con los demás para saber más sobre nosotros mismos.


Dinámicas sociales y comparaciones

Tomemos como ejemplo el dinero. Supóngase que, al llegar a su trabajo, su jefe le sorprende con un regalo de $ 100. ¿Cómo se sentiría? Seguro que bien. Pero luego resulta que se entera que para sus compañeros que llegaron cinco minutos antes que usted, el regalo fue de $ 1000. ¿Cómo se sentiría ahora? No tan bien. ¿Por qué? Porque quienes les rodean ganaron más que usted. Todo esto a pesar de que usted ha ganado dinero sin mover un dedo, pero en relación a sus compañeros, perdió.

Otro ejemplo, considere estas dos situaciones:
a). Usted gana $ 50 mil al año, mientras que sus vecinos ganan $ 25 mil.
b). Usted gana $ 100 mil al año, mientras que sus vecinos ganan $ 200 mil.

¿Qué situación preferiría usted? Esta disyuntiva fue parte de un interesante estudio realizado por el investigador británico Chris Boyce de la Universidad de Warwick, con más de 10 mil participantes. De acuerdo con la investigación, la mayoría de la gente prefiere la situación A. ¿Por qué? Debido a que (en primer lugar) nos medimos en relación a los demás. En general, aunque signifique ganar menos, las personas estaban más satisfechas si su ingreso era superior al de sus vecinos.


En parte, estos resultados ayudan a explicar por qué el aumento de los ingresos medios en las últimas décadas en muchos países no ha sido acompañado por un aumento en la felicidad de sus ciudadanos. Lo que determina que el nivel de satisfacción con respecto a nuestra remuneración no está relacionado con el ingreso absoluto, sino con el rango en que se encuentra dicho ingreso.

Este efecto de comparación social no se limita solo a la felicidad, ni siquiera solo a los seres humanos. Algo similar ocurre con algunos animales. Por ejemplo, un grupo de monos capuchinos fue entrenado para realizar una tarea difícil y obtener posteriormente una recompensa. Pero muchos de ellos se negaban a seguir después de observar que otro mono recibía una mejor recompensa por la misma tarea, o que otros eran recompensados sin hacer nada. Resultados similares se han encontrado en perros.

Pero al igual que la felicidad, nuestra salud también depende, no sólo de la condición personal de cada uno, sino además de las circunstancias sociales de cada persona.
Un estudio longitudinal de la Universidad College de Londres analizó a miles de funcionarios públicos británicos que trabajan en un sistema estrictamente jerárquico, y en dónde se encontraron fuertes evidencias de una relación entre la condición social y la salud. Los gerentes vivían más tiempo, incluso más que sus subordinados inmediatos. Y estas diferencias no se pueden atribuir a la pobreza o al acceso a la atención médica debido a que, en el sistema británico, los directivos y sus subordinados ganan muy buen dinero y el sistema médico inglés es universal y de alta calidad.

Incluso nuestra tendencia a la comparación social no pasa por alto el campo de las relaciones de pareja. Por ejemplo, un factor importante en la decisión de continuar o finalizar una relación es la disponibilidad y la calidad de alternativas. Si no hay muchas alternativas atractivas alrededor, el valor de su pareja y su lealtad hacia ella se incrementará. En cambio, si su entorno está lleno de potenciales parejas disponibles, las posibilidades de supervivencia de dicha relación disminuirán. Por tanto, el nivel de satisfacción en una relación depende no sólo de la naturaleza y calidad de la persona que está a su lado, sino también con la naturaleza y calidad de las personas de su entorno.

Como había intuido Festinger hace más de 60 años, las comparaciones sociales nos definen y guían nuestras vidas. Ya lo dijo Jean Paul Sartre: "el infierno son los otros".


Referencia:
http://www.lse.ac.uk/researchAndExpertise/researchHighlights/societyMediaAndScience/layardhappy.aspx



¿Cómo imaginan los niños pequeños la complejidad de ciertos objetos?


Una de las cosas difíciles que los niños pequeños tienen que hacer es averiguar la naturaleza de las distintas cosas. Esto es una tarea realmente compleja. Ellos tienen que aprender que los objetos como sillas, mesas o automóviles ocupan un espacio físico y están hechos de materiales y piezas. Estos objetos no se mueven por su cuenta sin ser controlados por alguien, y no tienen pensamientos ni sentimientos.


perro robot

También tienen que aprender que los animales se mueven por su cuenta y tienen pensamientos y sentimientos. Además, los niños deben asimilar que las personas utilizan el lenguaje y que razonan mediante pensamientos sofisticados.

Por otra parte, existen objetos complejos, como los robots, que parecen tener algunas propiedades de los objetos, pero también otras de personas y animales. Es decir, se mueven por sí solos y hasta parecen percibir el entorno, pero no pueden pensar ni tener sentimientos.


¿Cómo imaginan los niños los objetos complejos?

¿De qué manera perciben los niños estos objetos complejos? Esta pregunta fue motivo de una reciente investigación llevada a cabo en la Universidad Politécnica de California.
En dicho estudio, un grupo de niños de ambos sexos de 3 a 5 años acompañados por alguno de sus padres, jugaron durante diez minutos con un coche de juguete, un ratón de verdad que estaba dentro de una jaula y un robot con forma de perro. Durante ese lapso, se registró el comportamiento del niño y lo que hablaba con su padre o madre.

Posteriormente, tanto a los niños como a padres se les hicieron una serie de preguntas acerca de si cada uno de esos objetos tenían propiedades biológicas, por ejemplo: ¿puede crecer?, o propiedades sensoriales: ¿puede ver?, o propiedades psicológicas: ¿puede pensar?


En general, los niños tuvieron una amplia interacción con sus padres acerca de cada uno de los elementos. Especialmente fueron más locuaces sobre el ratón, lo que es consistente con muchos estudios que indican que los niños están particularmente interesados en los seres vivos.

Básicamente, el lenguaje que los niños utilizaron para hablar con sus padres acerca del coche de juguete estaba centrado en sus propiedades físicas (tamaño, color, etc.). En el caso del ratón, el lenguaje estaba más orientado hacia sus propiedades biológicas (respiración, audición, etc.). En cambio, en el caso del robot, ambos tipos de propiedades fueron abordadas.

Cuando se les preguntó a los padres acerca de las propiedades del robot, éstos tendieron a tratarlos como un objeto. Esto significa que, por lo general, negaron que el robot tuviese propiedades biológicas o psicológicas, y pocos de ellos otorgaban capacidades sensoriales.

Los niños actuaron de manera diferente. Los de tres años de edad tendían a asumir que tanto el coche de juguete como el robot tenían algunas propiedades psicológicas y sensoriales. En cambio, los niños de cinco años reconocieron que el juguete no tenía habilidades psíquicas o sensoriales. Sin embargo, consideraban que el robot sí tenía alguna de estas capacidades.

Aunque la interacción entre padres e hijos con cada uno de los ejemplos (juguete, ratón y robot) fue breve, hubo alguna relación entre lo que los padres y niños hablaron y las creencias que los niños expresaron posteriormente. En particular, los más pequeños eran más propensos a asumir que el perro robot tenía sentido sensorial y algunas habilidades psicológicas cuanto más hablaron de estas propiedades con sus padres. Estos resultados sugieren que los niños aprenden de otras personas acerca de aquellas propiedades que no pueden advertir directamente.

En última instancia, los niños aprenden acerca de los objetos en su mundo, tanto mediante la interacción con las cosas, como mediante la interacción con sus tutores, además de verlos retratados en historias, televisión, etc.
Los niños pueden ser capaces de explorar algunas de las propiedades físicas de los objetos por sí mismos, pero necesitan la ayuda de otras personas para ayudarles a entender muchas propiedades no observables. En este contexto, los robots son un tipo particularmente interesante de objeto, ya que tienen propiedades físicas de objetos, pero también actúan como animales y seres humanos.


Referencia:
http://www.sciencedirect.com/science/article/pii/S0885201416300168



Cuatro estrategias para un aprendizaje exitoso


aprendizaje

Lo cierto es que el aprendizaje de cualquier actividad lleva esfuerzo y tiempo. La prolongada duración de la infancia en la especie humana es evidencia suficiente de ello. Pero tampoco es menos cierto que existen algunas técnicas que nos pueden ayudar a dominar más rápido, y también mejor, la incorporación de conocimientos. Veamos algunas de ellas.

1.) Si bien la repetición es importante, desde leer libros hasta el perfeccionar un tiro de volea o revés en tenis, no es tan sustancial como generalmente se piensa.
Es probable que haya oído hablar de la "teoría de las 10 mil horas" de Malcom Gladwell, que dice que se necesita aproximadamente esa cantidad de tiempo para dominar una determinada habilidad. Eso es el equivalente de 90 minutos al día durante 20 años, una extraordinaria cantidad de tiempo que nos hace sospechar del simplismo de esta conjetura. De hecho, el profesor Anders Ericsson, en cuyo trabajo se basó Gladwell para alegar tal afirmación, hacía hincapié en que la calidad de la práctica importaba más que la cantidad. Es decir, la repetición, ya sea de lectura o ejercicios de memoria o físicos, tiene su importancia, pero no es toda la historia.


2.) La atención es mucho más importante de lo que la mayoría de la gente asume, y lo que más importa es la forma de enfocar e implementar. Por ejemplo, numerosas investigaciones han demostrado que, cuando se toman apuntes en una clase, la retención es mucho mayor si el alumno transcribe con sus propias palabras, que cuando intenta escribir textualmente lo que el profesor dice. Es que, por cierto, la transcripción es un modo pasivo de cognición.


Tradicionalmente, en un período de aprendizaje, tendemos a basarnos más en métodos de bajo rendimiento a expensas de métodos más dinámicos, como el trabajo en grupo y de retroalimentación tales como practicar en voz alta frente a un espejo o explicarle a otra persona aquello que se está aprendiendo. Como dijo Einstein "Si no se lo puedes explicar a un niño de seis años, es porque no lo has entendido".

La transcripción es un gran ejercicio cerebral, concentrarse en las ideas que escucha y decidir que es lo que va a escribir. Por lo general, los estudiantes cometen el error de preocuparse más en duplicar palabra por palabra. Cuando en realidad, el acto de decidir en forma rápida, junto con la coordinación cerebro-mano, lo que se va a anotar, es lo que hace que una idea se asimile.


3.) Por otra parte, no hace mucho tiempo que la ciencia ha demostrado que es durante el sueño cuando se refuerza el aprendizaje a largo plazo, y que concretamente, es en la fase REM del sueño cuando se arraiga en la memoria lo que aprendemos durante el día. Estos períodos se producen cada 90 minutos y duran alrededor de 20 a 25 minutos. Es el período más profundo del sueño. El proceso de reiterar nuestras experiencias diarias en la memoria a través del sueño REM es, ni más ni menos, la manera de aprender a dominar cualquier práctica, ya sea científica, musical, artística, deportiva, etc. También es bueno saber que esta fase del sueño más profundo tiende a reproducirse con más fuerza en la primera parte de la noche. Por tanto, en períodos de aprendizaje, lo mejor para la memoria es acostarse temprano y dormir 7 u 8 horas. Es por esta razón que, en realidad, quedarse hasta tarde en la noche estudiando no es tan conveniente para la memoria de largo plazo como levantarse temprano y estudiar en las primeras horas posteriores al sueño.


4.) Seguramente ha oído hablar del término memoria muscular que se utiliza para describir cómo una habilidad difícil una vez aprendida se convierte en una segunda naturaleza, como si la repetición física fuese la clave. Por ejemplo, tratamos de aprender una pieza musical y nos damos cuenta que, después de retomar la tarea, dominamos mejor dicha pieza. A pesar de su nombre, este aprendizaje no está en los músculos, sino que está en el cerebro. Este tipo de tarea impulsa el aprendizaje de largo plazo mediante la liberación de químicos cerebrales sin los cuales la memoria de corto plazo se perdería casi de inmediato. Todo este proceso lleva unas cuatro horas. Una investigación llevada a cabo en la Universidad de Brown (Rhode Island, Estados Unidos) confirmó que una práctica llevada a cabo 4 horas después de una tarea de aprendizaje, pero no inmediatamente después, mejoró la retención de las asociaciones cognitivas. Esta mejoría está relacionada con una mayor actividad neuronal en el hipocampo.


Referencia:
http://www.cell.com/current-biology/fulltext/S0960-9822(00)00557-1



Sensibilidad interoceptiva y su relación con la inteligencia emocional


Para empezar, vamos a realizar un sencillo ejercicio: adopte una posición de descanso, sentado cómodamente en una silla o recostado en una cama. Permanezca inmóvil durante un par de minutos, respirando de manera uniforme hasta que su cuerpo esté relajado y en calma. Ahora concéntrese en los latidos de su corazón, sin comprobar manualmente, sienta su corazón latiendo dentro de su pecho ¿Eres capaz de percibir los latidos?


latidos

Algunas personas son mejores que otras en esta tarea, y si usted es capaz de detectar los latidos del corazón, es muy probable que sea una persona con una alta sensibilidad interoceptiva. Esta capacidad está relacionada con algunas experiencias emocionales tales como la capacidad de recuperación al estrés, la empatía y la inteligencia emocional.


La sensibilidad interoceptiva es la capacidad de sentir las señales internas de nuestro propio cuerpo como el ritmo cardíaco, la respiración y las funciones gastrointestinales.

¿Cómo la sensibilidad interoceptiva da forma a nuestras emociones?

Diversos estudios han demostrado que aquellas personas que mejor detectan sus señales corporales internas (o sea, tienen mayor sensibilidad interoceptiva) tienden a ser más emocionales. Por ejemplo, una investigación de la Universidad de Estocolmo (Suecia) del año 2001, encontró que aquellos individuos que mejor detectaban sus latidos del corazón tendían a catalogar fragmentos de películas como más emocionales e intensos.
La teoría es que las personas que son más sensibles a sus estados de excitación corporales internos tienden a experimentar las emociones con mayor intensidad, que aquellos que son menos sensibles a sus señales corporales.

Por otra parte, en individuos con alexitimia o autismo, la interocepción se deteriora. Como era de esperar, estas personas obtienen peores resultados en la tarea de conteo de sus latidos del corazón. De hecho, se encontró que las personas autistas que mostraron mayor desajuste interoceptivo puntuaron más alto en ansiedad y más bajo en sensibilidad emocional.


Cerebro y procesamiento emocional

Un estudio del 2004 de la Universidad de Sussex (Reino Unido) demostró que los niveles de sensibilidad interoceptiva pueden rastrearse en el cerebro, en una zona llamada corteza insular.
A un grupo de personas se les solicitó detectar y contar los latidos de su corazón estando acostados, mientras tanto, sus cerebros eran analizados por un escáner de resonancia magnética. Aquellos que tuvieron un buen desempeño en el conteo, no sólo mostraron una mayor activación de la corteza insular sino que también tenían más volumen de materia gris en dicha área cerebral.
La corteza insular está fuertemente involucrada en la evaluación de las sensaciones corporales que a su vez dan lugar a nuestras experiencias emocionales. Un daño en dicha corteza puede dar lugar a deficiencias en el procesamiento emocional que se asemejan a las de la alexitimia.


¿Cuáles son los efectos positivos de la sensibilidad interoceptiva?

En general, los estudios han demostrado que las personas que mejor se desempeñan en la detección de latidos puntúan más alto en los tests de inteligencia emocional. En concreto, una mayor precisión interoceptiva está correlacionada no sólo con la capacidad de comprender mejor las emociones, sino también de utilizarlas con prudencia con el fin de facilitar la ejecución de tareas.

Otro rasgo positivo relacionado con las buenas habilidades interoceptivas es la empatía. Un estudio llevado a cabo por la psicóloga y profesora de la Universidad de Londres, Vivien Ainley, demostró que las personas que se desempeñaban bien en la tarea de conteo de latidos del corazón fueron más rápidas en imitar los movimientos de manos de otras personas que aparecían en la pantalla de un ordenador. En un contexto social, este tipo de imitaciones refleja una buena capacidad de relacionamiento con otras personas y es un signo de niveles más altos de empatía.

Por último, las buenas habilidades interoceptivas están relacionadas con una mayor resistencia al estrés. En un estudio reciente realizado en la Universidad de San Diego, a un grupo de voluntarios se les colocó una máscara respiratoria mientras sus cerebros eran observados mediante resonancia magnética. En un momento, y en forma intermitente, el aire de la máscara comenzaba a faltar. Resultó que los participantes con pobre interocepción, al restringirse el aire, mostraban una mayor actividad en la corteza insular (área involucrada en el procesamiento emocional). Mientras que las personas de elevada interocepción apenas mostraron un cambio mínimo. Esto sugiere que las personas con buenas habilidades interoceptivas fueron más flexibles para lidiar con un ejercicio de inducción al estrés.


Referencias:
http://www.ncbi.nlm.nih.gov/pubmed/14730305
http://www.ncbi.nlm.nih.gov/pubmed/20692645



La genética de la inteligencia


inteligencia

Desde hace ya unos cuantos años sabemos que, gracias a estudios realizados en gemelos, determinados rasgos psicológicos como la personalidad o la inteligencia son influenciados por los genes.
Es por ello que los gemelos idénticos (que comparten todos los genes) no sólo son físicamente más similares entre sí que los gemelos no idénticos (que comparten la mitad de los genes) sino que también son más parecidos en términos de sus características psicológicas. Y ahora, gracias a una nueva técnica llamada puntuación poligénica los científicos pueden observar si las personas tienen variantes genéticas específicas o no, y en base a esto, hacer algunas predicciones muy precisas acerca de cómo será el desempeño de un individuo en el futuro.

Dicha técnica es relativamente sencilla. Imagine que en un estudio se encuentra que las personas com mayor coeficiente intelectual (CI) son mucho más propensas a tener una versión particular de un gen que las personas con menor CI. A continuación, en una muestra totalmente nueva, ver si las personas que poseen este "gen inteligente" están haciendo las cosas mejor que aquellos que no lo poseen. El método de puntuación poligénica es básicamente eso, observar si los individuos que tienen una variante genética específica están vinculados a una característica psicológica en particular. De esa forma, los genetistas van otorgando puntos de acuerdo a las variantes genéticas que hacen a la persona más susceptible a una determinada característica.

Dos nuevos estudios han aplicado esta técnica en el contexto educativo.
En el primer caso, se realizaron las puntuaciones poligénicas en base a un estudio genético anterior. Dicha exploración fue realizada por investigadores de la Universidad de Duke y se basaron en el 'Estudio de Dunedin', una investigación realizada en Nueva Zelanda, diseñada originalmente para indagar en cuestiones puntuales de salud y desarrollo infantil, pero que se continuó realizando durante 38 años.
Los resultados indicaron que los niños con puntuaciones poligénicas más altas aprendieron a leer más rápido, tuvieron más probabilidades de entrar a la universidad y fueron menos propensos a sufrir problemas financieros. También fueron quienes tuvieron más probabilidades de encontrar trabajos de alta cualificación en el extranjero y más propensos a casarse con personas de un estatus social más alto.
Es importante destacar que todo esto era predecible a partir de una puntuación que, en teoría, podría haber sido calculada el mismo día de nacimiento de los participantes, o incluso antes.

En el segundo caso, utilizando una investigación genética más reciente, científicos del King's College de Londres vaticinaron con precisión el rendimiento escolar de más de 4 mil adolescentes británicos de entre 7 y 16 años. Las puntuaciones se basaron sólo en variantes de ADN, a las que se puede acceder con una simple muestra de saliva o análisis de sangre. No hubo interacción previa entre la puntuación poligénica y el rendimiento escolar, capacidad cognitiva del estudiante o nivel socioeconómico de la familia.


Genética e inteligencia

Es un hecho de que a medida que se descubra más y más sobre la incidencia de la genética en la inteligencia, estas predicciones serán mucho más exactas. Es sólo cuestión de tiempo.
¿Esto quiere decir que estamos ante una nueva era de pruebas genéticas para seleccionar a los niños para los diferentes tipos de formación?

Por otro lado, ¿cuál sería la respuesta a esta situación? Seguramente muchos podrían argumentar que se deberían utilizar estas puntuaciones para predecir quienes serán los mejores y darles una educación de mayor calidad. En cambio, otros pueden argumentar que deberíamos utilizarlas para identificar a aquellos más proclives al esfuerzo. Y otros sugerirán otras opciones.

Estas diferentes interpretaciones, sumado al avance vertiginoso de la ciencia, hace crucial el inicio de un debate adecuado acerca de los potenciales usos de estos predictores genéticos. ¿Sería aceptable vaticinar abiertamente el nivel de capacidad de las personas a partir de una puntuación genética? ¿O deberían estos métodos ser utilizados sólo en investigación científica? ¿Será en un futuro esta técnica equivalente a los actuales tests vocacionales? ¿Qué ocurre si las consecuencias a largo plazo implican la selección de los embriones con las puntuaciones más altas?
La única manera de responder a estas delicadas cuestiones éticas es entender los pormenores y las limitaciones de la investigación genética.
A esta altura, la negación y la ignorancia ya no son una opción.


Referencias:
http://pss.sagepub.com/content/27/7/957
http://www.nature.com/mp/journal/vaop/ncurrent/full/mp2016107a.html



La reformulación de la autoestima


El modo en que se utiliza el término autoestima es, muchas veces, inapropiado. La expresión “auto” quiere decir que viene de uno mismo. Sin embargo, si prestamos un poco de atención, nos encontramos con que la mayoría de las personas la busca fuera de sí. Por ejemplo, para un estudiante podría venir de buenas calificaciones, para un empresario o trabajador de un aumento en sus ingresos. Es decir, para la mayoría de los individuos, el elogio o reconocimiento proporcionan un aumento temporal de su propio aprecio.


autoestima

Nuestra sociedad genera millones en ingresos induciendo a la gente a buscar soluciones rápidas para sentirse mejor. Sin embargo, ninguna de ellas contribuye ni un ápice y, en muchos casos, terminan logrando el efecto contrario.

Esto nos enfrenta a un dilema: lo que llamamos autoestima, paradójicamente, lo buscamos en fuentes externas.
Es cierto que al sentirnos aprobados o valorados por los demás puede hacernos sentir bien, pero si traicionamos nuestro auténtico ser por alcanzar estos resultados, estamos diezmando nuestra genuina autoestima. Es decir, el auto se subordina a las consideraciones de los demás.

Nuestra cultura nos induce a ocultar aspectos de nuestro ser genuino y a presentar a los demás la persona que pensamos que aprobarán. Cuando actuamos de esta manera estamos juzgándonos a nosotros mismos en base a lo que pensamos de cómo nos ven otras personas.

Sin embargo, la estima debe generarse desde adentro, para luego irradiar hacia afuera. Cuando nos enfocamos en el exterior para su aprobación, estamos buscando en el lugar equivocado. Y, al hacerlo, nos subordinaremos a un vano intento por ser felices.
Es más, cuando establecemos este concepto de aprobación, también estamos creando cuestiones en torno al rechazo. Y el concepto de rechazo puede ser muy engañoso. Con una autoestima saludable, no se considera el rechazo. En cambio, cuando buscamos la aprobación de los demás, en realidad estamos rechazando nuestro propio “auto”.

Asimismo, cuando no somos aprobados por los demás, tenemos la costumbre de pensar que fuimos rechazados. Pero en realidad, nos hemos rechazado nosotros mismos cuando pusimos a otras personas como nuestros jueces. El grado en que somos reactivos a las opiniones de los demás está inversamente relacionado con nuestro nivel de autoestima.


La reformulación de la autoestima

La clave para una poderosa autoestima se encuentra en comprender nuestras vulnerabilidades –miedos e inseguridades- al hacerlo, nos estamos librando de crear a terceros como nuestros inquisidores. Además, estaríamos reformulando nuestras expectativas culturales de felicidad.

La mayoría de los padres piensan que no invierten a fondo en la autoestima de sus hijos, sin embargo, muchos de ellos no comprenden bien lo que es.
Si un estudiante se deprime por una mala calificación, está muy claro que su autoestima está supeditada a su desempeño. El rendimiento debería ser visto como la guinda del pastel, pero el pastel, por así decirlo, sería la relación con su "auto".
Del mismo modo, el rendimiento atlético o capacidad de estudio son cosas que, comprensiblemente, podemos alentar en nuestros hijos, ya que cuando se ponen en la perspectiva adecuada, estos factores podrían mejorar sus vidas. Pero es fundamental que no sean las piedras angulares de cómo se ven a sí mismos. Porque en ese caso, el estudiante promedio o el atleta mediocre serán privados de una apropiada autoestima.



Memoria multisensorial: más fácil, rápida y duradera


El uso de múltiples sentidos es una manera poderosa y fácil de construir circuitos de memoria fuertes en menos tiempo y conservar dicha información en el largo plazo.


memoria

Cuando una información entra en nuestro cerebro se mantiene en la memoria por un corto período de tiempo, menos de un minuto. Para que se convierta en memoria a largo plazo, tienen que haber repetidas activaciones del circuito de memoria temporal, para poder ser asimilado por las redes neuronales.

La repetida activación de ese circuito promueve lo que se denomina respuesta neuroplástica. Esta estimulación transforma episodios débilmente vinculados y de corto plazo en circuitos de memoria eficientes, duraderos y fáciles de recuperar.


Cuantos más sentidos, mejor

Cada tipo de memoria se almacena en un lóbulo que recibe la entrada de dicho sistema sensorial. Por ejemplo, la memoria visual se almacena en la parte posterior del cerebro (lóbulos occipitales), la memoria auditiva en los lóbulos temporales, los recuerdos de experiencias conmovedoras se almacenan en los lóbulos parietales, y lo que tenga que ver con el movimiento en regiones tales como el cerebelo. Cuando se habla de estimulación multisensorial quiere decir que dos o más sistemas de almacenamiento se involucran en un mismo recuerdo.


Debido a que cada sentido tiene un área de almacenamiento por separado en el cerebro, cuando se activa un recuerdo todas las áreas involucradas se co-activan inmediatamente. Al recordar una de las formas en que dicha información se ha guardado, las otras regiones de la memoria entran en funcionamiento al instante.

Seguramente haya escuchado que, si se pierde un sentido, los otros se hacen más fuertes. Pero también, algunas investigaciones demuestran que, con la activación de los demás sentidos, la parte del cerebro que responde al sentido perdido, también puede activarse.
Por ejemplo, el centro de respuesta visual del cerebro, la corteza occipital, sólo se activaría mediante información sensorial visual.
Sin embargo, en una investigación realizada en la Universidad de Harvard, a un grupo de personas se les vendaron los ojos durante cinco días, en ese lapso, sus cerebros no tuvieron ninguna información visual. Inicialmente hubo una gran caída en la actividad de sus cortezas occipitales. Pero después de cinco días de prácticas en braille, dichas áreas mostraron nuevamente actividad neuronal debido a los nuevos circuitos construidos, que además, eran bastante similares a los encontrados en personas ciegas de nacimiento. Es decir, el sólo uso del tacto, activó considerablemente la memoria sensorial (táctil), pero también el área visual del cerebro.

Esto ocurre porque cuando una señal sensorial trata de recuperar algo aprendido, el aumento del número de conexiones sinápticas da lugar una memoria más fuerte, y esta fuerza se potencia por la activación de los otros sentidos.


Por ejemplo, si aprendemos cómo funcionan las ondas de sonido a través de tres sentidos: lectura, oído y tacto (tocando un objeto que vibra), tendremos, al menos, tres lugares distintos en el cerebro que sustenten este aprendizaje. Posteriormente, una información relacionada con las ondas de sonido que llegue a cualquiera de estos sentidos, activará a los demás.

¿Por qué es importante saber esto?

Sencillamente, utilizar la mayor cantidad posible de sentidos es la mejor forma de aprender. Emplear el oído, vista, tacto, olfato y gusto para aumentar la memoria de cosas que deba acordarse a largo plazo. Por ejemplo, si está leyendo algo que tiene que recordar en el futuro, añadir información sensorial auditiva mediante la lectura en voz alta. De esa forma, el cerebro recibirá información a través de dos sistemas sensoriales diferentes: vista y oído. Cuando deba aprender algo importante que deba recordar más adelante, quizás toda la vida, piense cuales sentidos podrían ayudar en dicho aprendizaje.


Referencia:
http://www.ncbi.nlm.nih.gov/pmc/articles/PMC2516172/



La inteligencia de un perro está relacionada con su tamaño


Algunas investigaciones han demostrado que los perros de razas más pequeñas son más ansiosos y menos proclives a la obediencia.
Recientemente se ha hecho un amplio estudio sobre inteligencia canina, y los resultados nos dicen que el tamaño del perro tiene su incidencia. Veamos los resultados.


perros

Entre los perros que muestran mayor inteligencia y que mejor interactúan con el ser humano se encuentran los Golden Retriever, Labrador Retriever, Pastores Alemanes, Coker, Doberman y Border Collie.
Un hecho llamativo es que los Yorkshire Terriers, Bulldogs Franceses, y Beagles, a pesar de ser razas bastante populares en cuanto a las preferencias de las personas, no aparecen en los primeros puestos en los estudios sobre inteligencia canina.
Si observamos los tamaños medios de unas razas y otras, veremos que el tamaño del animal puede tener algo que ver en los niveles de inteligencia.

Según Stanley Coren, uno de los investigadores más importantes sobre comportamiento canino, los perros poseen tres tipos de inteligencia.
Inteligencia instintiva: se refiere a la habilidad del perro para llevar a cabo determinadas tareas, por ejemplo, guía para personas no videntes o rastreo de personas que quedan atrapadas bajo los escombros en un terremoto.
Inteligencia adaptativa: se refiere a la habilidad del perro para resolver problemas por sí solo.
Capacidad de obediencia: la inteligencia es algo análogo al aprendizaje, y representa la habilidad del perro para aprender de los seres humanos a llevar a cabo una determinada acción.
Esta última forma de inteligencia es la que la mayoría de la gente parece buscar en un perro.

En una de sus últimas investigaciones, Coren se valió de estudios anteriores propios sobre inteligencia canina, y además, envió una serie de cuestionarios a jueces del 'American Kennel Club' y 'Canadian Kennel Club' sobre obediencia y rendimiento. Recibió casi 200 respuestas. Los datos fueron muy consistentes y estables, y le permitieron crear un ranking de inteligencia de 130 razas.

Posteriormente decidió dividir las razas en cinco grupos en función de su tamaño y peso. Muy pequeño de 1 hasta 4 kilos, pequeño más de 4 kilos a 15 kilos, medio de 15 a 24 kilos, grande de más de 24 kilos hasta 38 kilos y gigante de más de 38 kilos.
Cada una de las razas fue agrupada de acuerdo a su peso y relacionada a una puntuación de inteligencia en base a los datos recabados.

Cuando se analizaron los datos resultantes, se halló un patrón estadísticamente significativo que muestra la existencia de una relación entre el tamaño de un perro y su inteligencia, que se puede ver el siguiente cuadro:


gráfico inteligencia canina

Este patrón de datos describe lo que los científicos llaman una U invertida, que es una forma de decir que los valores más altos están en los rangos medios y los valores más bajos están en los extremos. Por lo que este conjunto de datos parece decir que los perros más inteligentes, al menos en términos de capacidad de aprendizaje, se encuentran en el rango de medio a medio-grande.

¿Cuál es la base de esta relación entre el tamaño y la inteligencia en los perros? Tal vez un indicio lo podemos encontrar en algunos escritos de Theodosius Dobzhansky, un conocido genetista y biólogo evolutivo. Este científico dijo que la evolución favoreció a la media de las distintas especies. Los individuos que están en los extremos nunca estuvieron tan bien adaptados como aquellos que poseen características medias. Esto sería consistente con investigaciones que han demostrado que los perros cuya forma de cabeza es relativamente aplanada o relativamente más alargada, en comparación con la forma de una cabeza canina promedio, parecen tener una menor inteligencia.
En resumidas cuentas, aquellos perros que están en los extremos, ya sean demasiado pequeños o demasiado grandes, parecen estar menos adaptados en función de su inteligencia.


Referencia:
http://www.stanleycoren.com/e_intelligence.htm