Mujeres inteligentes: capacidad vs confianza


Las mujeres saben muy bien que, prácticamente, todas las profesiones están dominadas por hombres, y que laboralmente se encuentran en una clara desventaja. Además, muchas veces están subestimadas y mal pagadas. Las investigaciones indican que ellas tienen que posicionarse en niveles extraordinariamente altos sólo para mostrarse como moderadamente competentes, en comparación con sus compañeros masculinos.


mujer inteligente

Pero las mujeres inteligentes y talentosas rara vez se dan cuenta que uno de los obstáculos más difíciles que tendrán que superar es la forma en que juzgan sus propias capacidades.

Es muy probable que las mujeres que hoy son profesionales exitosas, fueran alumnas brillantes en la escuela. En el año 1980, la psicóloga Carol Dweck llevó a cabo una serie de estudios con niños y niñas de alto coeficiente intelectual que cursaban el quinto grado escolar en Estados Unidos. Uno de los ejercicios consistía en hacerles resolver tareas nuevas, difíciles y confusas para ellos.
Lo que se halló fue que las niñas, cuando se les daba algo que era complejo o extraño, lo abandonaron enseguida, y cuanto mayor era el coeficiente intelectual más propensa era en desistir rápidamente. Por el contrario, los niños encontraban el trabajo nuevo y difícil como un reto, como algo energizante. Ellos eran más propensos a redoblar esfuerzos, en lugar de darse por vencidos.

¿Por qué ocurrió esto? En general, a nivel de quinto grado, las niñas superan a los niños en todos los temas, incluyendo matemáticas y ciencia, por tanto, la diferencia no estaba en la capacidad. La única diferencia se hallaba en la manera en que estos niños y niñas inteligentes interpretaron las dificultades. Y distintas investigaciones nos dan el motivo de esta diferencia: la mayoría de las veces, las niñas inteligentes consideran que sus habilidades son innatas e inalterables, mientras que los niños inteligentes creen que pueden desarrollar sus capacidades a través de la práctica.


¿Cómo se forman estos conceptos dispares?

¿De qué forma niños y niñas desarrollan estos diferentes puntos de vista? Lo más probable es que tenga que ver con el tipo de formación que recibimos de nuestros padres y maestros en la infancia.
Las niñas, que desarrollan su autocontrol antes y a menudos son reconocidas por su "bondad", cuando hacen algo bien en la escuela se les dice que son "tan inteligentes" o "muy buenas estudiantes". Este tipo de alabanzas implica que rasgos como la astucia, la inteligencia o la bondad sean cualidades que se tienen, no que se construyen.

En cambio, los varones, que por lo general son menos disciplinados, muchas veces para padres y maestros tratar de que se queden quietos y presten atención significa un verdadero reto. Como resultado, los niños obtienen más retroalimentación que hace hincapié en el esfuerzo, por ejemplo, "Sólo si prestas atención podrás aprender esto".

El resultado a estos diferentes criterios es que cuando hay que aprender algo nuevo y resulta verdaderamente difícil, las niñas lo toman como una señal de que no son inteligentes. En cambio los niños lo toman como una señal de que deben prestarle más atención y esforzarse más.

Estas creencias (inconscientes) continúan a lo largo de la vida, y debido a que las niñas inteligentes son particularmente propensas a ver sus habilidades como innatas e inmutables, estas llegan a ser mujeres muy duras juzgando sus propias capacidades, y muchas veces concluyen prematuramente que no tienen la capacidad necesaria para determinada tarea, y se dan por vencidas demasiado pronto.

Incluso si se eliminasen todas las desventajas externas que tiene profesionalmente una mujer –desigualdad de oportunidades, machismo, equilibrar trabajo y familia- todavía tendrían que lidiar con esta creencia errónea.
Cuando se trata de dominar cualquier habilidad, la experiencia, esfuerzo y persistencia son fundamentales. Así que si usted era una alumna brillante, es el momento de echar un vistazo a esta creencia (errónea) sobre el funcionamiento de sus capacidades, asumir el hecho de que siempre se puede mejorar y tener la confianza necesaria para hacer frente a cualquier desafío.



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